sábado, 12 de enero de 2013

Ratas antituberculosis


Ya les he hablado de la Cricetomys gambianus o rata gigante de Gambia y su privilegiado olfato que le permite detectar el TNT de las minas antipersonas. También les dije que eso era la (extraordinaria) mitad, de lo que estos animales hacen para nosotros.

La otra mitad (no menos extraordinaria) es que pueden detectar si un paciente humano tiene tuberculosis (TBC o TB), una infección bacteriana contagiosa asociada sobre todo a los pulmones, si bien puede propagarse a otros órganos.


La principal causante de esta enfermedad, antiguamente llamada tisis, es la Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch, perteneciente al complejo Mycobacterium tuberculosis.

Bueno, pues veamos que les puedo ampliar sobre esta nueva habilidad antituberculosis.

Operación antituberculosis
Nace dentro del mismo proyecto Apopo de la habilidad antiminas, y se diferencia de ésta en el proceso especializado de entrenamiento de detección. El que es posterior al común de aclimatación humana, y que en este caso es el de la presencia de la bacteria de la tuberculosis en una muestra de saliva.

También es distinta la forma en la que el roedor indica al entrenador que ha encontrado lo que busca. A diferencia que sobre el terreno de las minas, en el laboratorio, basta con que se detenga cinco segundos (5 s) sobre la muestra contaminada. Después llega el aviso sonoro y la recompensa alimenticia.

Y los resultados que obtienen son sorprendentes. Es lo que dice un estudio publicado, hace ahora algo más de un par de años (2010), en la revista Tanzania Journal of Health Research.

Según dicha investigación las ratas de Apopo examinaron muestras de saliva de más de doce mil (12 000) pacientes. Unos esputos que ya habían sido examinados por el microscopio electrónico, y de los que ya se sabían cuáles eran portadores de tuberculosis.

La sorpresa vino cuando estos “pequeños gigantes” detectaron setecientos dieciséis (716) nuevos casos, que al microscopio del laboratorio se le habían pasado por alto. De modo que estos roedores aumentaron el número de casos diagnosticados en más de un cuarenta por ciento (40 %), y todos ellos correctos.

Por decirlo de alguna forma ellos huelen la tuberculosis, mejor que nosotros la vemos a través del microscopio.

Sin duda alguna se trata de una nueva aplicación de las ratas del ingeniero y monje budista belga, que dará también la vuelta al mundo.

Es posible que ayude a que las miremos, y sobre todo, las veamos con otros ojos…

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