Por todo lo que sabemos se puede afirmar que no. El picante no es un sabor que guste al reino animal, aunque el comportamiento de las diferentes especies, ante un fruto de estas características, convendría matizarlo.
Unos animales
Para cualquier mamífero herbívoro, que no seamos nosotros, el hecho de masticar e ingerir un pimiento picante, por ejemplo de Padrón, le resultará cuando menos desagradable, o muy desagradable, por lo que lo escupirá y no lo volverá a comer. Es lo que nuestro refranero popular recoge como “Una y no más, santo Tomás”, alusiva a algo que hemos hecho mal o fue un error hacerlo y que, por las consecuencias que ha tenido, tenemos claro que no lo vamos a repetir (una y no más).
Del resto del refrán, si les soy sincero, no alcanzo a explicarme el papel que juega el santo, como no sea el simplemente estético vinculado a la rima. Por cierto que su día se celebra el próximo 21 de diciembre.
Ya desde un punto de vista científico, el comportamiento animal reflejado más arriba es lo que en biología evolutiva se conoce como proceso de selección natural, basado en el ya conocido ‘Método del ensayo’, mal llamado por muchos de ‘Prueba y error’ o ‘Ensayo y error’.
Digo “mal llamado”, porque ya saben lo que pienso de las susodichas expresiones, así que no pienso extenderme. Y vuelvo con los mamíferos. Ahora con los racionales.
Otros
En el caso de que el mamífero en cuestión seamos nosotros mismos, por experiencia propia o ajena, sabrá que nuestro organismo no es, precisamente, bueno metabolizando la capsaicina, principio activo de los pimientos y causante del picor. De ahí que en la práctica dicho compuesto químico salga de nuestro cuerpo tal como entró, ya me entienden, aunque eso sí, dejando huella en los receptores que tenemos en la epidermis.
Si lo piensa, es en ella donde sentimos los irritantes efectos del picante, o mejor dicho, en los extremos del tubo digestivo. Pero dejemos aquí tan escatológico asunto. Y continuemos con el reino animal.
Estotros
Por ejemplo con los pájaros. A diferencia de los mamíferos, la mayoría de las aves, son inmunes a los efectos de los pimientos picantes, es decir, de la capsaicina. Aunque es bien cierto que se tragan los picantes frutos enteros, sin masticarlos. Un detalle mecánico por su parte, que les permite no “sufrir” los repelentes efectos de la capsaicina, ya que tan solo los digieren y los expulsan tal cual.
Y con dicha eliminación corporal lo que hacen, sin pretenderlo, es dispersar y diseminar las semillas intactas y, por ende, favorecer la reproducción de la planta. Un asunto más que interesante para ella.
Es más que probable que ésta sea la razón, por la que la planta se deje comer por ellos, y sólo por ellos. Les supone una ventaja evolutiva, máxime si tenemos en cuenta la gran movilidad de las aves.
Sabia naturaleza que no hace nada en vano.
Se ve que las plantas, a su modo, “saben” muy bien lo que les conviene hacer. Mostrarse atractivas para las aves que dejan intactas las semillas y las dispersan, pero repeler a los mamíferos que las destruyen. Y para eso producen capsaicina.
Lo que nos lleva a un nuevo y enrocado interrogante, ¿cómo producen capsaicina las guindillas?
Está equivocado. Las aves tienen algo llamado buche para triturar las semillas o alimentos duros que tragan. A veces hasta comen pequeñas piedras para ayudarles tambien con esta labor. Así que no, las aves no lo expulsan tal como lo comen.
ResponderEliminar¿¿??
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