(Continuación) Y naturalmente con ellos, se han ido diluyendo aún más sus orígenes astronómicos y medievales. Si les parece vemos algunos de esos cambios, sólo los más curiosos, si bien antes me veo en la necesidad de hacer un previo.
Por si algún lector no lo recuerda en estos momentos el actual sistema de puntuación -les presento mis disculpas si no es el caso y, desde ya les digo que, se pueden saltar la parrafada- por si no lo recuerda les decía, un partido de tenis está compuesto por sets.
El primer jugador que consiga un número determinado de sets es el ganador. Cada set está formado por seis (6) juegos y en cada juego hay un jugador que saca, que se va alternando. A su vez, los juegos están compuestos de puntos.
El primero en ganar cuatro (4) puntos con una diferencia mínima de dos (2), es el ganador de un juego. En el caso de que ninguno de los dos jugadores tenga una ventaja de dos puntos al llegar a cuatro, gana el juego el primero que logre una diferencia de dos (2) puntos.
Como ya sabemos el tanteo de los puntos es algo peculiar. Con el primer punto su tanteador es quince (15); con el segundo es treinta (30); con el tercero es cuarenta (40), no cuarenta y cinco (45) y con el cuarto es juego, no sesenta (60).
Por ejemplo si uno de los deportistas, el que saca, ha conseguido tres (3) puntos y el que recibe solo uno (1), el marcador es de cuarenta quince (40-15). Siempre se nombra en primer lugar la puntuación del que saca o está al servicio y después la del que recibe o está al resto.
Bueno. Hasta aquí el más que breve resumen. Ahora sí vayamos con los cambios curiosos, de los que muchos de ellos tienen un origen lingüístico.
Cambios curioso-lingüísticos
Suelen guardan relación con el traslado de este juego, desde la Francia del siglo XII hasta Inglaterra, para convertirse en el juego favorito de los nobles. Es en el país albiónico donde, por ejemplo, se modifica el tanteo del cuarto punto y, en vez de marcarlo como sesenta (60), se declara al jugador que lo alcanza ganador de ese juego.
También son los ingleses los que deciden cambiar el cuarenta y cinco, forty five, (45) por el cuarenta, forty, (40) más fácil y corto de pronunciar.
Una cuestión de economía, lo que está bien.
Hay una palabra en el argot tenístico que muchos reconocerán, es “deuce” o iguales, que se utiliza cuando en un juego hay un empate a cuarenta (40). El término proviene de nuestros vecinos de arriba y, en este caso, su expresión corresponde a una adecuación al idioma inglés.
Sucede que en Francia, cuando un jugador llegaba a cuarenta (40), se cantaba “a un” (a un punto del juego), pero cuando el rival le empataba, se cantaba “a deux” (a dos puntos del juego). Y de la adecuación de este francés “a deux” proviene el “deuce” inglés.
En la misma línea explicativa está otra conocida expresión, por ejemplo, “forty love” o cuarenta nada (40-0) y que el árbitro pronuncia cuando uno de los jugadores no ha conseguido ningún punto (0) y el otro tres (3).
La explicación del término love (amor, en inglés) en este deportivo contexto parece tener dos orígenes. Aunque ninguno resulta irrefutable. Juzguen ustedes.
Uno inglés, según el cual se corresponde con la idea de que el que está a cero no tiene nada para dar, salvo amor.
El otro francés, donde al cero (0) se le llama también huevo (l’ouef en francés) y en su adaptación a la fonética inglesa se quedó en “love” ¿Con cuál se quedan?
Por último, otra curiosidad etimológica está en el hecho de que al saque se le llame “servicio”.
Es de suponer que, dado que el tenis era un deporte de aristócratas, cada uno de los jugadores tendrían a un criado de su servicio doméstico, para que le fuera dando las pelotas para que sacara.
Algo que sólo hacía cuando el árbitro lo autorizaba, refiriéndose a él y llamándolo por el papel que desempeñaba en el juego, que no era otro que el de personal de servicio. Natural y simple.
Y no tengo nada más que contarles. Hasta aquí llega lo que me propuse sobre la, en apariencia, chocante y sin sentido puntuación en el tenis.
Hemos aprendido que tiene mucho que ver con la costumbre numerológica (uso del sistema sexagesimal), la afición a la astronomía y el manejo de instrumentos astronómicos, entre ellos el sextante, de la época en la que surgió este deporte.
Todos somos hijos de nuestro tiempo.
Interesantísimo
ResponderEliminarGracias Santiago.
ResponderEliminarRecién hoy día descubro esta página y me ha resultado enriquecedora, durante el día de trabajo he leído algunos artículos y me he divertido encontrando las respuestas a varias preguntas que tenía en mente....un saludo, continuaré leyendo.
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