O tras un concierto de música dura, por ejemplo, de música rock. Es una experiencia que todos, en mayor o menor grado, según edad y gusto musical, hemos vivido.
Tras un concierto o una noche en una discoteca, al salir y regresar al silencio de la calle o de la casa, uno puede notar un zumbido o pitido en los oídos. Precaución.
Una sensación molesta que nos impide oír bien, que normalmente tarda unas horas en desaparecer y que, a veces, viene acompañada de una cierta sordera transitoria, cuando no permanente. Caución.
Por las entradas que preceden sabemos que estamos ante el fenómeno conocido como acúfeno o tinnitus. Y que no es más que un síntoma de algo, por ejemplo, de una enfermedad, pero no es la enfermedad misma.
Por ponerles un ejemplo, es un papel parecido al que juega la fiebre con algunas enfermedades.
¿Cuál es el origen del tinnitus discotero?
Según las últimas investigaciones realizadas, la respuesta parece estar en el cerebro. En líneas generales se piensa que, el tinnitus, es debido a una actividad neural que se incrementa en el área del cerebro encargada de procesar los sonidos, y que provoca que algunas células nerviosas del oído se sobrexciten.
Una sobrexcitación que continúa aun cuando el sonido haya cesado. O sea, un tinnitus.
Pero esto sólo es el final del proceso de audición. Para su comprensión correcta y completa, mejor que vayamos en el sentido de causa a efecto. O lo que es decir, empecemos por el principio.
Sabemos que el proceso de audición se inicia cuando las ondas sonoras, que llegan a través de un medio elástico, entran en el canal auditivo externo y hacen vibrar el tímpano.
Una membrana que, a su vez, amplifica y transmite las vibraciones a una cadena de huesecillos, en la cavidad del oído medio, y cuya función es amplificar, nuevamente, los sonidos recogidos por el tímpano.
Una amplificación sónica que hacen vibrar el líquido que hay dentro de la estructura conocida como caracol o cóclea, en el oído interno. Y cuyo interior está cubierto por unas células en forma de finos pelillos, cilios, que se mueven con las vibraciones del líquido y transforman el sonido (ondas mecánicas) en señales nerviosas (ondas electromagnéticas).
Unos impulsos eléctricos que viajan hasta el cerebro, a través del nervio auditivo. Así es como oímos.
Pues bien, cuando estas ondas sonoras que llegan al oído son muy energéticas (por amplitud, frecuencia, etcétera), los huesecillos vibran en exceso y transmiten demasiada energía a la cóclea.
Lo que hace que sus células alcancen una sobrexcitación tal, que les posibilita seguir emitiendo descargas eléctricas, sin que ya exista un sonido real llegándole. El tinnitus.
Curiosamente, el motivo de la sobrexcitación o irritación de las células cocleares es mecánico.
Ya hemos comentado que las ondas sonoras, en realidad, son ondas de presión en las que el valor de su magnitud presión (fuerza por unidad de superficie), depende directamente del valor de la intensidad sonora, es decir de la energía que portan.
Si la presión es demasiado grande, entonces, las células pilosas se doblan. Ésa es la causa física del pitido. Y ese plegamiento piloso persiste durante un tiempo hasta que, paulatinamente, los pelillos se van recuperando. De ahí que subsista durante cierto tiempo la sensación de pitido.
Claro que puede ocurrir que, si el ruido es demasiado alto, los pelos lleguen, incluso, a romperse. Lo que acarreará una pérdida de la capacidad de audición, al menos, en una determinada franja de frecuencia. (Continuará)
Curiosamente, el motivo de la sobrexcitación o irritación de las células cocleares es mecánico.
Ya hemos comentado que las ondas sonoras, en realidad, son ondas de presión en las que el valor de su magnitud presión (fuerza por unidad de superficie), depende directamente del valor de la intensidad sonora, es decir de la energía que portan.
Si la presión es demasiado grande, entonces, las células pilosas se doblan. Ésa es la causa física del pitido. Y ese plegamiento piloso persiste durante un tiempo hasta que, paulatinamente, los pelillos se van recuperando. De ahí que subsista durante cierto tiempo la sensación de pitido.
Claro que puede ocurrir que, si el ruido es demasiado alto, los pelos lleguen, incluso, a romperse. Lo que acarreará una pérdida de la capacidad de audición, al menos, en una determinada franja de frecuencia. (Continuará)
Sencillo, claro y entendible. Enhorabuena
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