viernes, 23 de noviembre de 2012
Marie Meurdrac
Una vez desligada la Química de la Alquimia a partir del siglo XVI, y gracias a la aplicación que el alquimista, médico y astrólogo suizo Paracelso (1493-1541), hizo de la misma a la Medicina, se generalizaron los tratados teórico-prácticos sobre la preparación y uso de medicamentos.
Por lo general estaban basados en la extracción y purificación de sustancias activas, a partir de minerales, animales y vegetales. Química en estado puro. Y entre estos tratados, merece especial mención el primer libro de química escrito por una mujer paracelsista.
Atención al título, es toda una declaración de intenciones: ‘La Química Caritativa y Fácil en Beneficio de las Señoras’, y su autora fue la parisina Marie Meurdrac (¿?-1687).
Publicado por primera vez entre 1665 y 1666 (estuvo dos años indecisas antes de publicarlo), tuvo cuatro ediciones en francés, una en italiano y seis en alemán, y todo en poco menos de setenta años.
Un más que notable éxito editorial en toda Europa, máxime, siendo la autora una mujer.
Mujer de la que casi nada se conoce, salvo lo que ella misma afirma en el prefacio de su libro. Una autodidacta, pues se refiere “a los conocimientos adquiridos a través de un largo trabajo y diversas experiencias varias veces reiteradas”.
Y una feminista como bien deja a las claras su afirmación de que, ambos sexos, poseen una misma capacidad intelectual, pudiendo realizar, por lo tanto, los mismos estudios científicos y técnicos.
Una idea revolucionaria la suya, para una época en la que nadie pensaba en dar a las jóvenes otra educación, que no fuera la destinada a hacer de ellas buenas esposas y madres. Mucho menos la de proporcionarles alguna formación técnica y, menos aún, científica. Faltaría más.
La obra de Marie se diferencia bastante de otros tratados químicos contemporáneos.
En lo ideológico, porque postula que el conocimiento debe ser de libre acceso para todo el mundo. Sirva de botón de muestra una de sus frases: “Si las mujeres fuesen cultivadas como los hombres, y se emplease tanto tiempo y medios en instruirlas, podrían igualarlos (1663)”.
En cuanto al contenido, y en lo que respecta al fondo, por la importancia que le da, tanto a las hierbas medicinales y sus propiedades, como a la preparación de remedios y cosméticos a base de las mismas.
Y en lo referente a la forma, por facilitar su lectura a las mujeres, intentando así romper su aislamiento de los mundos del saber. De hecho hay todo un capítulo en el libro, en el que trata de cosmetología.
O dicho de otro modo, Química de la vida cotidiana.
Y tan cotidiana. En pleno siglo XX, Estee Lauder (1908-2004), dueña del conocido imperio de cosméticos, comenzó a fabricar sus productos y a sentar las bases de su empresa ¡en la cocina de su casa!
Así que ya ven. A pesar del tiempo transcurrido, la de Marie, fue una idea sorprendentemente moderna, ya que tocó una cuestión crucial: los medios que se deben emplear, para dar a las mujeres la misma educación que a los hombres.
Tras lo dicho, a nadie escapa que la influencia de esta mujer en los inicios de la química moderna fue bastante más que notable. Y sin embargo, la historia no guarda para ella más que un brevísimo recuerdo.
Como de otras muchas. Estas cosas pasan.
Marie Meurdrac, precursora, química y feminista.
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