Se trata de un altorrelieve que se encuentra en la confluencia de la Plaza de Chapina con la Calle Odiel (41010), junto al Puente del Cristo de la Expiración.
Representa al almirante junto con algunos de los marineros de Triana que viajaron con él, en cualquiera de los cuatro viajes hacia las Indias que realizó.
Inaugurado en 1992, sus coordenadas geográficas son: 37° 23' 24" N 6° 0' 28" O.
Realizado en mármol (básicamente, carbonato de calcio CaCO3) y bronce (aleación de cobre Cu y estaño Sn), en él podemos ver la imagen de Cristóbal Colón junto a las de tres de los más famosos marinos trianeros que le acompañaron.
El más conocido de todos, Rodrigo de Triana, que fue quien avistó tierra en primer lugar y, por ende, quien dio la voz al resto de la expedición. Una autoría que tiene una oculta historia de vileza por parte del almirante, que después abordaremos.
Se menciona también a Rodrigo de Bastidas, que acompañó a Colón en el segundo viaje, y que volvió después, pero ya con su propia flota. Como un conquistador más.
Por último se hace referencia de Andrés Morales, quien embarcó como piloto y cartógrafo.
Sus nombres aparecen en un azulejo que se encuentra a la derecha del monumento.
Y realizadas estas breves reseñas, nos queda un aspecto aún por aclarar sobre el tamaño que, en aquella época se pensaba, tenía nuestro globo terráqueo.
Sobre el tamaño de la Tierra
Para los intereses divulgadores y no exhaustivos de esta historia, con tres de las numerosas mediciones que se han realizado del perímetro terrestre, podemos apañarnos. Cronológicamente, la primera es la ya comentada de Eratóstenes (273-194 a.C), que lo cifra en cuarenta mil sesenta y siete con noventa y seis kilómetros (40 067,96 km) en el Ecuador. Que el griego apenas cometió un 0,17% de error relativo. Increíble.
La segunda fue la del astrónomo y geógrafo griego Posidonio (135-51 a.C.), quien realiza una estimación algo menor, al determinar que dicho perímetro era de tan solo veintiocho mil doscientos noventa y seis kilómetros (28 296 km).
Una diferencia apreciable que ronda el 30% de error relativo. Un dato geográfico con un error inadmisible desde el punto de vista científico, pero que por desgracia fue a parar a las manos del afamado astrónomo, geógrafo y matemático greco-egipcio ClaudioTolomeo (100-170).
Conocido líder teórico de la visión geocéntrica del universo (“Es el Sol el que gira en torno a la Tierra, eso lo ve cualquiera ...”), y defensor de una Tierra de menor tamaño, es el autor que mil quinientos (1500) años después leerá Cristóbal Colón. Y, además, quedará convencido de su exactitud
Como convencido estaba también de que Asia era mucho mayor de lo que se pensaba hasta ese momento. De ahí que le salieran las cuentas.
Con la subestimación del tamaño de la Tierra y la sobrestimación del tamaño de Asia, la distancia entre Canarias y Japón no podía ir mucho más allá de unos seis mil kilómetros (6000 km). Más o menos como cruzar el Mediterráneo de un extremo a otro.
No es que fuera pan comido, pero tampoco tanto como para no intentarlo. Y lo importante de todo esto es que la idea terminó de convencer a los Reyes Católicos para que le apoyaran. Y poco más. (Continuará)
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