Pronto se cumplirán quinientos veinte (520) años del Descubrimiento de América. Una magnífica ocasión para invitarles a dar un enrocado paseo por la Sevilla colombina.
Un paseo que tiene su primera parada en el impresionante monumento que intitula la entrada.
Vaya por delante que, con sus treinta y dos metros (32 m) de altura, se trata de la mayor escultura realizada en la aleación conocida como bronce, que hay en Sevilla. Es enorme. Si pueden vayan a verla. Se sorprenderán.
Y para ello les sitúo. Se encuentra en el Parque de San Jerónimo, del barrio homónimo de la zona norte de la ciudad (41015).
Está en medio de un estanque y en el centro de una rotonda, a la que desemboca una avenida peatonal que discurre paralela al río Guadalquivir, el río Grande.
Por si desean mayor precisión, sus coordenadas geográficas son: 37° 25′ 38″ N 5° 59′ 33″ O.
La colosal obra fue una donación del Ayuntamiento de Moscú a la ciudad de Sevilla en 1995, y la realizó el prestigioso escultor ruso Zurab Tsereteli (1934).
Una escultura que tiene una pequeña hermana gemela. Con antelación a la nuestra, el señor Tsereteli, donó una réplica de esta escultura a la UNESCO aunque, eso sí, de mucho menor tamaño y que en la actualidad se puede ver en la plaza de Fontenoy de Paris.
La de Sevilla constituye el sexto (y último por ahora) reconocimiento que la ciudad hace a Cristobal Colón.
Titulado “El nacimiento del Hombre nuevo”, en realidad, a este monumento en Sevilla, dada nuestra particular idiosincrasia, se le conoce popularmente como “El Huevo de Colón”.
Es así. Qué quieren. Se trata de un monumento a Colón y tiene forma de huevo. Entonces para qué darles más vuelta.
A una cosa así se le llama el huevo de Colón. Una buena conjunción de la universal ley de la economía y la antañona sabiduría del pueblo andaluz.
El conjunto monumental es un gran huevo cuyo cascarón lo conforman las cuerdas y velas propias de una carabela, y en cuyo interior se encuentra una estatua de Cristóbal Colón que sostiene, desenrollada entre sus manos, una carta de navegación en relieve sobre la que navegan tres carabelas.
Por cierto que en las velas del huevo se reproducen las cruces templarias que estaban dibujadas en las velas de las naves que partieron rumbo a las Indias. Y en la base de la estatua reza “Santa María”, el nombre de una de ellas.
Por mi parte, y en lo que respecta a la obra, tan solo hacerles un breve apunte químico y comentarles unas curiosas asociaciones que me han llamado la atención. Vayamos con el primero.
Breve apunte químico
En lo que respecta al apunte les diré que el material del que está hecha, bronce, no es una sustancia química. No es una sustancia simple como el cobre Cu (s), el hierro Fe (s) o el oxígeno O2 (g), ni un compuesto químico como el agua H (l) o el dióxido de carbono CO2 (g).No. El bronce es una aleación. (Continuará)
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