(Continuación) Claro que todo tiene un límite. Llega un momento en el que esta expansión celular de la epidermis, por razonables motivos de espacio, no puede continuar hacia el interior, hacia la dermis.
Es entonces cuando se arruga y da lugar a esos característicos pliegues en forma de surcos y crestas.
Un arrugamiento al que muchos se refieren como un encogimiento y nada más lejos de la realidad. Si lo piensa, ese arrugado de las yemas lo es por todo lo contrario.
La piel no se encoge sino que se expande o estira por la hidratación hídrica.
No se lo he dicho aún. Pero para que se haga una idea, la epidermis de las yemas absorbe entre seis (6) y diez (10) veces su propio peso en agua. Eso es mucho absorber. No es de extrañar que se arrugue tanto.
Lo que sí les he dicho es que sólo lo hacen las yemas. Y no el resto del cuerpo.
¿Por qué sólo se arrugan las yemas de los dedos al estar en el agua?
Bueno, en realidad, esto no es del todo cierto. Cuando la inmersión en agua es muy prolongada, el “efecto dedos arrugados” se extiende también a la superficie de las palmas de las manos y de las plantas de los pies.
Sucede aunque necesita su tiempo. La razón de que se produzca más tarde es, en realidad, la misma que hace que aparezca antes en las yemas. Recuerden que es doble.
De un lado está el hecho de que el grosor de la epidermis, en estas zonas del cuerpo, sea menor que en las yemas, por lo que será también menor la cantidad de agua absorbida.
Y de otro el que, en palmas y plantas, las dos capas, epidermis y dermis, están más unidas, lo que facilitará el trasvase acuoso hacia el interior, por lo que la piel no se arrugará..
Luego en condiciones normales de baño, la expansión de la piel no será tan perceptible.
Pero todo es cuestión de tiempo. Más pronto que tarde se terminará arrugando.
Igual ocurre con la piel del resto del cuerpo donde, además, encuentra más espacio libre para expandirse. Por lo que tardará más en notarse, pero ocurrirá.
Más tarde que pronto, si la inmersión en el agua es extremadamente prolongada, por ejemplo en el caso de un náufrago, incluso la piel no callosa se arrugará.
Este “efecto dedos arrugados” también se manifiesta cuando, de forma artificial, se impide la transpiración de la piel durante cierto periodo de tiempo. Por ejemplo cuando usamos botas de goma cerradas.
Quizás tenga en ese sentido, alguna experiencia infantil que recordar de los días lluviosos de otoño e invierno. (Continuará)
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