(Continuación) Y siguiendo con las víctimas de la última gran catástrofe –la que ocurrió hace sesenta y cinco millones (65 000 000) de años, a finales del Cretácico-, les había dicho que los grandes reptiles fueron las principales, pero no que no fueron las únicas.
Naturalmente que no.
También desaparecieron, por ejemplo, los ammonites, una subclase de moluscos cefalópodos parientes de los actuales pulpos y calamares. Mala suerte para ellos. Sin embargo, otros se salvaron.
Algunos antepasados de los mamíferos, los pájaros y los peces, estuvieron entre esos supervivientes. Como también los bivalvos y los braquiópodos. Una cuestión de adaptación.
Y por supuesto todos ellos fueron evolucionando y ocupando los puestos vacantes dejados por las especies extinguidas. Un imperativo de la naturaleza que, por otra parte, nos lo recuerda el refranero: “Quién se fue a Sevilla pierde su silla”.
Pero en esta serie de entregas, también hablamos de animales que llevan viviendo millones de años sin cambiar. Como si la evolución hubiera pasado de ellos. Auténticos fósiles vivientes.
Y en ella ya hemos hablado de tres: celacanto, escorpión y cucaracha. Hoy le toca al ornitorrinco.
Ornitorrinco
Un extraño animal que parece fabricado a base de unir diversos pedazos de otros seres. Una especie de retal vivo. Vean si no. Tiene cabeza y patas de pato, cuerpo de nutria y, a pesar de ser un mamífero, pone huevos. ¿Hay quien dé más?
El ornitorrinco procede de finales del período Triásico, de modo que lleva doscientos veinte millones (220 000 000) de años viviendo en Australia y en la isla de Tasmania.
Es ya el cuarto de estos fósiles vivientes, en este listado por orden de antigüedad, que nos recuerda que, todavía, tienen su lugar en el mundo actual. (Continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario