(Continuación) Ése fue el siguiente aspecto que el equipo de Mark Changizi abordó. Saber si otros mamíferos que viven en hábitats húmedos, son también propensos a desarrollar dedos arrugados.
Y para ello hizo lo que se le ocurriría a cualquiera de nosotros: preguntar a los que saben de eso. Lo normal, me dirán ustedes. Pues claro que sí.
Pero se lo cuento porque, lo que no fue tan normal es la respuesta que obtuvo. Verán.
Enviaron la pregunta, a través de correos electrónicos, a un par de docenas de laboratorios de primates y, aquí la sorpresa, lo único que obtuvieron fue un par de docenas de respuestas del tipo: “Pues lo sentimos, pero no tenemos ni idea”.
En fin, se lo he iterado en más de una ocasión, estas cosas pasan.
Teoría del Mono Acuático
Y en vista de lo visto, ellos mismos se pusieron a buscar. Y encontraron. En concreto, las fotografías de una especie de macaco en el Japón dándose un baño, con la fortuna de que, una de las imágenes mostraba las yemas de sus dedos. Y estaban arrugadas. Que ya es tener suerte.
Pero, con suerte o no, es el valor de la prueba.
Y nos dice que, al menos nosotros y los macacos, experimentamos el “efecto dedos arrugados”. La cuestión ahora es, saber si hay otros y si son muchos o pocos.
De ser así, podría dar alas de probabilidad a una idea de la que todavía no les he hablado. Se la conoce como la Teoría del Mono Acuático o ACC por sus siglas en inglés.
Una línea de explicación diferente, para algunas de las características de la evolución humana, basada en la idea de que el antepasado de los actuales seres humanos, era un primate acuático o semi-acuático, aunque ya bípedo y sin, apenas, pelo.
Llegado a este punto lo cierto es que no sé que decir. Si les soy sincero, en este terreno me pierdo. Me faltan conocimientos y la temática me resulta demasiado especulativa, para mi manera de comprender.
Hay mentes y mentes, como hay ciencias y ciencias. Y cada cual requiere lo suyo.
Pero bueno, ya veremos. El caso es que así están las cosas.
Confirmando nuevas pruebas
Aunque naturalmente, se siguen otras líneas de investigación. Una de ellas con humanos, claro. Se pretende comprobar de forma cuantitativa si, con los dedos arrugados, somos mejores agarrándonos en condiciones de humedad. Por lo que he leído, entre otras pruebas, hay que a subir a mano y pie descubiertos, por una superficie inclinada y resbaladiza por el agua. De los resultados que se obtengan es posible que salgan respuestas para algunos de los interrogantes planteados.
Les mantendré informados ,aunque las experiencias piloto apuntan a que sí. A que el arrugamiento de los dedos ayuda a agarrarse.
Y ya está. Si ustedes no opinan lo contrario, dejaremos aquí, y por ahora, el “efecto dedos arrugados” que, no es por nada, lo empezamos a finales de julio.
De modo que bien está. Y como suele decir mi madre, “Lo poco gusta y lo mucho cansa”.
Carlos
ResponderEliminarEspectacular el articulo e investigacion, me ha servido de mucho, para poder armar un articulo en una pagina que tengo sobre la enfermedad de la ELA.
Espero consultarte y no molestarte, prontamente
un abrazo
Karl
Gracias por tus amables palabras, Karl.
ResponderEliminarHasta cuando quieras.
Carlos Roque Sánchez