sábado, 21 de julio de 2012

Selenografía y fotografía (III)


(Continuación) No. No lo fueron.

Selenografía fotográfica. Comienzos 
Y es que de las primeras imágenes fotográficas no se puede decir que tuvieran, precisamente, calidad. Tenían algún que otro factor en contra para que así fuera.

De un lado la técnica fotográfica exigía una prolongada exposición (de más de quince minutos, 15'), lo que requería de una gran precisión de seguimiento. Algo nada fácil de conseguir en aquellos tiempos.

Y además la calidad final dependía, en gran medida también, de agentes externos como, por ejemplo, las turbulencias atmosféricas. Algo incontrolable para el hombre.

No, no era fácil.


De ahí que las primeras fotografías no mostraran un gran número de los detalles que sí podían apreciarse con un telescopio de tamaño mediano. Una paradoja del progreso que, es sabido, no siempre supone avance.

Sin embargo la imagen fotográfica presentaba sus propias ventajas. Una. Las fotografías podían analizarse en el laboratorio, evitando los laboriosos trabajos de medida sobre el telescopio.

Dos. Mostraban la Luna de un modo realista y hasta entonces desconocido. Dos factores a tener muy en cuenta.

Ya a finales de 1839, el científico y fotógrafo estadounidense John W. Draper (1811-1882) consiguió, desde Nueva York, fijar la imagen de la Luna en un daguerrotipo.

Lo hizo con un telescopio reflector de doce centímetros (12 cm), cinco pulgadas (5’’), y una exposición de veinte minutos (20 min).

Se incorporaba así la fotografía en el campo de la selenografía. Una técnica científica-artística que pronto empezó a mejorar, apoyándose en otras artes.

Selenografía fotográfica. Mejoras escultóricas 
Y en la década de 1840, el ingeniero británico James Nasmyth (1808-1890) entre otros, frustrado por las limitaciones de esa incipiente fotografía, hacían elaboradas maquetas en yeso de la Luna, basándose en cuidadosas observaciones de las mismas.

Unos modelos que después fotografiaban, mejorando así la baja calidad de estas primeras fotografías. Esfuerzo y meticulosidad. Ciencia y Arte. Humanidades.

Por cierto unas auténticas obras “escultóricas” que nos recuerdan las escenas de los primeros filmes de ciencia ficción. Estas imágenes aparecieron en 1874 en el volumen La Luna considerada como un planeta, un mundo y un satélite. (Continuará)

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