(Continuación) Pero estarán conmigo que es una buena costumbre no bañarse mientras se está haciendo la digestión.
De ahí que al comienzo les dijera que, hogaño, actuan de forma responsable con sus pequeños. Como antaño lo hacían nuestros padres con nosotros.
Con razón aunque sin ella. Qué importa. Es sabido que la gran creadora de la verdad es la mentira (Voltaire).
Y volvemos al mito
Y aunque dos medias verdades no hacen una verdad, de la errada asociación de ambos procesos fisiológicos, digestión y síncope, nace el mito de guardar dos horas de digestión antes de bañarnos. Un tiempo que ya se puede imaginar, depende de lo que hayamos comido. Desde media hora para un sándwich vegetal, hasta tres o cuatro si hemos comido de forma copiosa.
En cualquier caso recuerde que lo más importante es entrar en contacto con el agua de forma gradual. Nunca zambulléndonos de forma brusca.
De hecho este síncope es conocido también como el de la zambullida.
Hay que dar tiempo al organismo para que se adapte de manera progresiva al cambio de temperatura y pueda regular las nuevas condiciones ambientales. Precaución.
Y por supuesto salir del agua a la menor incomodidad, sean de la naturaleza que sean: mareo, escalofrío, náusea, visión borrosa o zumbido en los oídos. Tápese con una toalla y procure entrar en calor. Si no nota mejoría acuda a urgencias enseguida.
Ya sabemos que la digestión no se corta, pero el resto de las funciones de nuestro cuerpo tal vez sí. Caución.
Bueno pues hasta aquí ha dado el mito de las dos horas de la digestión y su verdad, desde un punto de vista científico.
Un mito entre la superstición, la costumbre y la tradición. Ya saben que cuando una superstición es inofensiva se le llama costumbre; pero si es lo suficientemente absurda, se le llama tradición. Cómo somos los humanos.
Y una verdad que -aun a riesgo de no ser más que la eliminación de los errores conocidos, les hablo desde el punto de vista de la ciencia-, quien les escribe ha elegido como opción personal en este negro sobre blanco cibernético.
Y lo hace con la misma esperanza de Oscar Wilde cuando nos dijo que “Si uno dice la verdad, tarde o temprano, será descubierto”.
Carpe diem.
Me gustan mucho este tipo de entradas
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