miércoles, 20 de junio de 2012

Bellas y bestias (y II)


(Continuación) Una convergencia de planteamientos conductuales y cognitivos, que ha dado lugar tanto a técnicas para resolver problemas individuales o sociales, como a terapias probadas.

Algo parecido a como se hace en farmacología o en medicina: metodologías de doble ciego, asignación al azar de sujetos, análisis estadísticos inferenciales, etcétera.

Pero volvamos al experimento. Chang y sus colaboradores mostraron a una muestra de hombres una serie de fotografías de mujeres. Tras su visionado, les hicieron una serie de preguntas relacionadas con sus procesos cognitivos acerca de su opinión, en ese momento, sobre la contienda entre hombres, y su actitud favorable respecto a la guerra.

Tras el análisis de los resultados, su interpretación sobre los efectos de dichas fotos en las respuestas es de lo más sorprendente.

Investigación: Análisis e interpretación
Según ellos, demuestran que existe una correlación positiva entre el hecho de ver fotografías de rostros atractivos y el de aprobar afirmaciones que defienden la guerra.

Una correlación que no se encontró al mostrar fotografías de rostros de mujeres no atractivas.

Como tampoco se observaron efectos relacionados con la guerra, al mostrar a mujeres fotografías de hombres, ya fuesen atractivos o no.

Vamos que de ser cierto, este fenómeno sólo funciona en un sentido. El que va de macho a hembra. Exclusivamente. Cómo no.

Resumiendo. Ver a una mujer atractiva puede hacer que los hombres anhelen la guerra. Bueno, bueno.

No sé. Pero tengo para mí que estos psicólogos no van en la dirección adecuada. En algún momento de la investigación se han desviado del método científico. Quizás por eso piensan que son alternativos, cuando a mi entender no pasan de ser sólo diferentes.

Quizás sea fruto de la juventud de esta rama del conocimiento humano que es la Psicología. Al fin y al cabo, nació como ciencia en el siglo XIX.

Investigación: Conclusión
Y en su conclusión, tres cuartos de lo mismo. No se cortan ni un pelo. Vienen a decir que cualquier relación entre la guerra y el apareamiento en los varones constituye, probablemente, un resto evolutivo de la época previa al Homo sapiens.

Explicaría, según ellos claro, por qué, por desgraciada, siguen produciéndose violaciones y saqueos. Bueno. No les insisto más. Juzguen ustedes mismos.

Yo si me lo permiten, y con todo mi respeto profesional, creo que quieren pasar de listillos a perspicaces. Algo que pueden hacer muy pocos. Como dijo el sabio, para quedarse uno ojiplático.

O recuerden a Russell. “El que la ciencia pueda sobrevivir largamente depende de la psicología; es decir, depende de lo que los seres humanos deseen”.

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