(Continuación) Bueno. Tras tanta información histórica y científica del azahar, a nadie le extrañará que en Sevilla exista una calle con este nombre, la calle Azahar.
Se encuentra en el barrio de Pio XII y muy cerquita de la avenida de Miraflores, de la que es paralela. Pero no queda ahí la cosa.
También hay un centro de enseñanza secundaria con este nombre. Se trata del IES Azahar y está situado en la Avd. de la Barzola de la barriada Nuestra Señora de Begoña.
Está muy cerquita, no se lo van a creer, de las calles Marzo, Abril y Primavera. Qué me dicen. Pues así es.
No. Si va a ser verdad que para ciertas cosas, y una de ellas es el azahar, Sevilla es un pañuelo. Por cierto, va a ser de obligado cumplimiento que enroquemos, al modo humanístico, esas calles relacionadas con los nombres de mes y estación.
Pero sigamos con lo que nos trae hoy, que no es poco. Seguro que saben que nombrar el azahar en Sevilla, es sinónimo de decir naranjos en flor. Vamos que quien dice azahar dice naranjos.
Pero quien dice azahar dice naranjos
Pues sí. A nadie escapa que en Sevilla, los naranjos, son los árboles por excelencia y una seña inequívoca de identidad, tanto entre parroquianos como entre foráneos. Y además, en esta época del año, se repite una secular imagen. Ver los suelos de las calles de la capital hispalense plagados de naranjas amargas.
Una especie de manto de color y olor característicos, que exige su recolecta y que convierte a la ciudad, durante unas semanas, en un gigantesco huerto. Un huerto urbano en medio de sus calles.
Y ¿desde cuándo está el naranjo entre nosotros?
Convendría puntualizar que, en todo momento, estamos hablando del naranjo amargo o Citrus Aurantium, un árbol cítrico de la familia de las Rutáceas. Su fruto es la naranja amarga también conocida entre otros nombres como naranja agria, naranja bigarade o naranja andaluza. De sus orígenes sabemos que, el naranjo amargo, fue introducido en la Península Ibérica gracias al establecimiento de las rutas a la India, a través del Mar Rojo. Primero por los romanos. Y después por los árabes
Fue precisamente durante la época de dominación árabe, cuando este árbol se empezó a utilizar como ornamento en patios y jardines. Y como bien sabemos los sevillanos, entre sus ramas los naranjos esconden flores, la flor de azahar, y frutos, la naranja.
Una joya amarga, el naranjo amargo. Y digo joya porque su fruto tiene valor. Un valor desconocido para la gran mayoría.
Les decía al comienzo que el naranjo es una conocida e inequívoca seña de la ciudad, y ahora les digo que la naranja amarga, su fruto, es y está reconocida a nivel internacional por sus aplicaciones. (Continuará).
No sabía tantos detalles. muy curiosos
ResponderEliminar