(Continuación) En los EEUU, país responsable de la construcción del pedestal, las cosas tampoco habían marchado bien. Sobre todo desde el punto de vista económico. Y es que costó alrededor de doscientos cincuenta mil dólares (250 000 $).
Lo que supuso un retraso en su construcción.
Debemos tener presente que se trataba de un pedestal tan alto como la propia estatua. Es decir, que la parte superior de la antorcha se elevaría a unos noventa y tres metros (93 m) sobre el nivel del suelo.
Una idea del retraso que llevaba el pedestal nos la da el hecho de que la estatua llevaba ya quince (15) meses embalada en el puerto de Nueva York, cuando por fin concluyó el pedestal.
Fue entonces cuando las piezas se desembalaron y se montaron sobre la estructura de Eiffel. Se hizo de abajo arriba, sin andamiaje externo.
El 28 de octubre de 1886 la diosa Libertad, por fin, elevaba la antorcha en su nuevo y definitivo hogar: en la isla de Bedloe. En la parte alta de la bahía de Nueva York, un lugar visible para todos los barcos que llegan al puerto.
De hecho, desde su inauguración por el presidente estadounidense Grover Cleveland, la estatua fue la primera visión que tenían los inmigrantes europeos, al llegar tras su travesía por el Océano Atlántico.
Una visión impresionante. Y un símbolo de esperanza desde entonces para muchos. (Continuará)
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