lunes, 16 de enero de 2012

Leyenda, historia y ciencia de los Reyes Magos (y V)

(Continuación) Volviendo a la referencia poética, el primero de estos poemas lo escribió en 1914, el irlandés W.B. Yeats (1865-1939) y lo tituló Los Magos.

Trece años después, en 1927, el anglo-estadounidense T.S. Eliot (1888-1965) escribía El viaje de los Magos, quizás uno de sus mejores poemas y, probablemente, el mejor de los tres mágicos.

En él se inspiró el poeta sevillano de la así llamada Generación del 27, Luis Cernuda (1902-1963), para escribir La adoración de los Magos en 1940, durante sus días de exilio en Inglaterra.

Como ven los tres se refieren a ellos como magos, no como reyes ¿Qué fueron en realidad?

Ciencia y religión
Pues vaya usted a saber lo que fueron, dado lo poco que, a la vista está, sabemos de ellos a ciencia cierta. Lo que sí hay es un detalle curioso en este asunto.

Es tan solo en la cultura latina donde se les consideran reyes o magos.

Magos entendidos como representantes de religiones paganas de pueblos colindantes, que con su comportamiento adelantan la aceptación por ellos de la religión católica. Todo un simbolismo alegórico.

Sin embargo, en la cultura sajona, los evangelios se refieren a ellos como sabios, o mejor aún, como hombres de ciencia.

Lo que no es de sorprender dado cómo son los hijos de la Gran Bretaña para sus cosas. Lo sorprendente es que esta última acepción la ha utilizado el Papa Benedicto XVI.

En efecto. Lo hizo en la homilía de la misa de Epifanía del pasado 6 de enero. Y llama la atención la abundancia de términos científicos y técnicos en su argumentario religioso. Les extraigo:

“La civilización occidental ha perdido la orientación, navega sin rumbo. Occidente navega sin brújula

“Cristo es la verdadera supernova que guía al hombre”.“Él es, por decirlo así, la explosión del amor de Dios, que hace brillar en el mundo el enorme resplandor de su corazón”.

“Los Magos, como los santos, son “constelaciones de Dios que nos muestran el camino”. “Los santos son estrellas de Dios que dejamos que nos guíen hacia aquel que anhela nuestro ser”.

“Podemos decir que eran hombres de ciencia, …”

Con semejante ponderación, estarán conmigo que no es de extrañar que el Papa terminara poniendo a los Magos de Oriente como ejemplo a seguir, para los ¡obispos!

No sé que pensará usted, pero tal vez sea ajustar demasiado.

Conste que comprendo el interés papal por aproximar fe y ciencia mediante el símbolo de los Reyes Magos. Es un buen  táctico, dada la vigencia de ésta y el desuso de aquella.

Pero nunca ha sido fácil unir religión y ciencia, tradición y modernidad, sentimiento y razón. Si se fijan bien, resultan ser casi oxímoros. Con lo que estos tienen de imposibles.

No. No lo veo. Más que un planteamiento científico me parece arte de birlibirloque.

¿Para qué queremos tres hombres de ciencia más, con los que ya hay en el mundo? Que se lo queden los ingleses con su pragmático talante.

Yo prefiero para mis hijos, mis futuros nietos y todos los míos los de siempre. Los eternos Reyes Magos de Oriente, cargados de ilusiones, juguetes y sueños. Yo sí.

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