(Continuación) En principio bastará con que la cantante emita una nota musical cuya frecuencia coincida con la de vibración
de la copa.
Si la mantiene
con la potencia mínima necesaria, la
energía acumulada por la copa
gracias a la resonancia, provocará vibraciones
tan grandes que harán que la copa estalle.
Pero esta
coincidencia de las frecuencias plantea dificultades a la hora de realizar la
experiencia.
La
cuestión del tono del cantante
En primer lugar
resulta que, ni siquiera los cantantes profesionales, pueden emitir su voz en
un único tono. Lo normal es que éste
fluctúe ligeramente, con lo que la frecuencia del tono que emite estará
sometida a una constante variación.
Lo que hará que
el vidrio entre en vibración, sí, pero no hasta el extremo de romperse, ya que
no todas las frecuencias que le llegan coinciden con la suya de vibración.
La
cuestión del cristal de la copa
Sólo las de
cristal fino de gran calidad, con una composición
química homogénea y una estructura
molecular relativamente rígida, tendrán un único valor de frecuencia de
vibración, que le hará comportarse como un “todo” entrando en resonancia con la
voz de la cantante.
Por el contrario
las copas más normales, de inferior calidad y por tanto con muchas impurezas, ya no se
comportará como un “todo”.
Cada parte
tendrá su propia frecuencia de vibración, con lo que se dificultará la
coincidencia (pueden llegar incluso a anularse entre ellas) y, por ende, el
fenómeno de la resonancia y la consiguiente rotura. (Continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario