La casa de
subastas estadounidense “Heritage
Auctions”, puso la semana pasada en almoneda, el cuaderno en el que James Lovell, comandante del Apolo XIII, realizó las anotaciones e hizo
los cálculos necesarios para resolver los problemas que sufrió la nave durante
su misión a la Luna en 1970.
Cuarenta y un
(41) años han transcurrido desde entonces.
Según Heritage unas
ochenta personas pujaron por el cuaderno, que alcanzó un valor de unos 45 000 $
(33 000 €).
Un elevado
precio por un cuaderno de notas, al que debió contribuir el hecho de que en él
aparezca escrita una famosa frase asociada, ya para siempre, al viaje del Apolo
XIII.
“Houston,
tenemos un problema”,
ésa es la frase y la pronunció el astronauta Jack Swigert, uno de los tres componentes de la misión. Una frase
que, como todas, tiene su intrahistoria digna de ser contada.
Pero antes de
entrar en ella acabemos con el asunto del cuaderno y su contenido.
El cuaderno
Conocida como “Lista de verificación de los sistemas de
activación del módulo lunar”, esta libreta de setenta (70) páginas contiene
escritas las instrucciones y procedimientos que debían seguir los astronautas
para activar el módulo lunar, así
como las anotaciones y cálculos manuscritos efectuados durante el incidente
espacial.
Unos cálculos
que Lovell realizaba a partir de las coordenadas que Swigert le dictaba desde
el módulo de mando y que transfería al
sistema del módulo lunar.
Unos cálculos
acertados y una rápida transferencia de información de una computadora a otra, sin
los que la tripulación del Apolo XIII habría podido saber su posición en el
espacio.
Algo fundamental
para conseguir lo que consiguieron. Volver junto a Fred Haise, el tercero de los tripulantes, sanos y salvos a la Tierra. Algo nada fácil dada la
gravedad del incidente espacial que sufrió la misión Apolo XIII.
Ex luna, scientia
“De
la luna, conocimiento”. Este es el lema que, junto tres caballos voladores
con el carro de Apolo, mostraba el
parche-insignia que la tripulación del Apollo XIII portaba en su traje.
Lo había
escogido Lovell, tomándolo
del lema de la academia naval estadounidense, Ex scientia, tridens”, “Del
conocimiento, poder del mar”. Y como la del Apolo XI, una singularidad que en algún momento habrá que contar, esta
insignia no incluía los nombres de la tripulación.
Precedentes
espaciales
Ocurrió que tras
los alunizajes de los Apolo XI y Apolo XII, en los que se habían recogido numerosas muestras de material lunar,
los científicos empezaron a mostrar sus dudas acerca de su origen. (Continuará)
De lo más interesante. me gusta bastante como escribe
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