lunes, 28 de noviembre de 2011

¿Viajar en el tiempo?


A corto plazo, encontrar materia que viaje más rápido que la luz, como es el supuesto caso de los neutrinos, no parece que vaya a ejercer una gran influencia en la vida del ser humano.

Pero de forma no tan inmediata, les hablo a medio y largo plazo, una de sus implicaciones más obvias sería la de poder viajar en el tiempo pero, eso sí, retrocediendo al pasado.

Si se va más rápido que la luz, sólo cabe retroceder en el tiempo. Es el único sentido que la teoría prevé, aunque este posible hecho no esté exento de ciertas dificultades interpretativas.

No debemos perder de vista que si tuviera lugar tal suceso, se estaría violando la conexión causa-efecto en la que, según los postulados de la física newtoniana, la causa siempre precede al efecto en el tiempo.

Una causalidad que se mantiene también en el marco de la relatividad especial y que, además, imposibilita no sólo poder influir en el pasado, sino también en objetos distantes mediante señales que se muevan más rápidas que la velocidad de la luz.

Conducirían a una situación paradójica. Así  que no.

Y esa conocida paradoja es la que se ha utilizado recientemente en un anuncio de televisión. Es probable que lo haya visto.

Empieza diciendo: “Hola Carlos, soy tú dentro de 30 años…”
Por si no es así mejor lo ven.





“Hola Carlos, soy tú dentro de 30 años”
Forma parte de la nueva campaña publicitaria televisiva de una conocida cadena de comida rápida. En ella se ve a un joven en 1981 que, gracias a una llamada telefónica que recibe en una cabina telefónica, conoce su futuro.

Una llamada que hace él mismo desde un móvil, treinta años después, en el 2011.

Es la actualización de la conocida frase que ya trajimos al programa y que pronunció Albert Einstein: “Usted podría enviar un telegrama al pasado”. Un guiño humorístico del físico, relacionado con la imposibilidad de viajar a una velocidad superior a la de la luz.

Una de las consecuencias de su Teoría Especial de la Relatividad, TER (1905), en la que demuestra que la velocidad de la luz era el último límite de velocidad de la materia.

Me gusta el anuncio porque juega a tocar la fibra sensible de los televidentes mediante un concepto clásico aplicado a la física moderna. Relatividad y sensibilidad de la mano de un anuncio. No está mal.

Por cierto que me cuentan que hay un gazapo arquitectónico-temporal al comienzo del anuncio. Si lo ven me lo cuentan, porfa.

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