lunes, 14 de noviembre de 2011

“Ver un mundo en un grano de arena, …” (y II)


(Continuación) Porque es cierto que el mundo se puede ver en un grano de arena, sólo hay que prestarle la atención adecuada. Y cada grano es diferente de otro, basta con mirarlo bien.

Cuando las cosas se miran bien nunca, nunca, son idénticas por más que nos lo parezcan.

A partir de un grano podemos deducir de qué roca se desprendió. Por qué brilla como una mínima gema a la luz del Sol. Cuál es su edad geológica y un largo etcétera. 

Ya saben. Cosas propias de la ciencia.


Y de ahí lo sorprendente de su poesía predictiva. Porque William Blake fue un hombre que renegaba del mundo moderno que la ciencia y la revolución traían de la mano.

Su época fue precisamente aquella en las que los cielos de Inglaterra se empezaron a llenar de chimeneas de negro humo. El comienzo de la revolución industrial. Por eso me sorprende otro de sus proverbios demoníacos: “Lo que hoy está probado ayer era, apenas, un sueño”.

Qué complejos somos los humanos. Blake, el visionario.

Blake, el artista
Cuentan de él que vivió intensamente su vida, que aseguraba haber hecho todo lo que le vino en gana y que murió pobre.

Y si bien mientras vivió, gran parte de su obra permaneció desconocida para el gran público, en la actualidad el trabajo de Blake es tenido en alta consideración.

La conjunción de su poesía, pintura y grabados le dan categoría de “artista total”. De hecho, para el periódico The Guardian, “William Blake es con gran diferencia el mayor artista que Gran Bretaña ha producido”.

Es posible que así sea. No sabría decirles más.

De Blake, lo primero que leí hace ya muchos años fue uno de sus trabajos más polémicos, El matrimonio del cielo y el infierno, donde afirma haber visitado el reino de las tinieblas y tomado nota de los proverbios que los demonios solían decirse entre ellos.

Les dejo con uno de ellos, dice así: “El que desea, pero no actúa, siembra la peste”.

Qué quieren que les diga. Me epató.

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