domingo, 13 de noviembre de 2011

“Ver un mundo en un grano de arena, …” (I)


y un cielo en una flor silvestre, 
sostener el infinito en la palma de la mano 
y la eternidad en una hora”.

Seguro que no es la primera vez que lo lee. Se trata del primer verso de un poema escrito por el poeta, pintor, grabador y místico inglés William Blake (1757-1827).

Es el arranque de Augurios de la Inocencia, de 1803, una poesía que puede que esté tan cerca de la empírica realidad científica, como parece estarlo de la vaguedad ficticia literaria.

Algo verdaderamente sorprendente en los albores del siglo XIX.
Blake nació y murió pobre y pasó casi toda su vida profesional inadvertido, cuando no rechazado, por los círculos intelectuales de su época. Motivos no parecían faltar.

Para algunos de los críticos había un exceso de misticismo en su trabajo. Otros alegaban que se mostraba demasiado inocente en sus textos. Y para estotros, Blake, tenía comportamientos extraños y decía cosas muy raras.

Como aquella costumbre de salir desnudo con su mujer al jardín de la casa de campo que un amigo le había prestado. O aquella otra de contar que siendo un niño, y estando en un parque próximo a su casa, vio ángeles subidos en los árboles y al profeta Ezequiel surgiendo de entre ellos.

De acuerdo que son de esa clase de cosas que casi nadie hace y mucho menos dice. En definitiva, que Blake hizo lo que le dio la gana y el resto del mundo le ignoró. A él y a su obra.

Pero he aquí que el tiempo pasó, los críticos murieron y, sin embargo, el trabajo de Blake sobrevivió durante generaciones.

No sólo su literatura y sus grabados, también esa aguda observación de las cosas, tan propia del conocimiento científico, que parece estar contenida en su poema. Algunos lo llaman justicia poética.

Blake, el visionario
Ya lo dijo en forma de proverbio, poniéndolo en boca de uno de los demonios de, quizás su obra más polémica El matrimonio del cielo y el infierno, aquel que dice: “Un ignorante no ve el mismo árbol que ve un sabio”. Una gran verdad. (Continuará)

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