(Continuación) También
realizó varias expediciones por toda América, en busca de más ejemplares para
su particular colección. En particular de un confuso grupo de estos animales
que le había llamado la atención.
Una especie de
la que se sabía poco y era conocida como Polyommatus
azul, las mariposas azules o azulitas,
de delicados reflejos metálicos en su alas.
A través de la
disección de sus cuerpos Nabokov llegó a desarrollar diversos criterios para
clasificarlas. A él se debe la primera clasificación de mariposas azules, basándose
en sus diferencias genitales,
observadas a través del microscopio.
Y lo que vio le
hizo meditar acerca de la evolución de las mariposas azules. Fruto de ello tuvo
una ocurrencia genial.
Polyommatus azul, la hipótesis migratoria
Elaboró una
hipótesis, bastante controvertida para la época, según la cual el grupo
conocido como Polyommatus azul llegó al Nuevo Mundo, nada menos que desde Asia,
a lo largo de millones de años y en distintas oleadas.
Según el trabajo
del entomólogo-escritor, de 62 páginas y publicado en 1945, las azulitas habrían
llegado a América en cinco oleadas desde Siberia, cruzando a Alaska por el
estrecho de Bering, para dispersarse luego hasta Chile, a lo largo de millones
de años.
Ni que decirles
que en el mundo científico la idea fue tomada a broma. Resultaba demasiado
especulativa y pocos profesionales la tomaron en serio durante la vida del
propio Nabokov.
No porque no
estuviera considerado como uno de los mayores expertos en mariposas de su
tiempo, que lo estaba. Sino porque no se le tenía por un teórico con la talla
intelectual suficiente, como para producir ideas científicamente notables.
Se valoraba su
capacidad como investigador disciplinado y metódico pero, a la vez, mediocre. Al
fin y al cabo Nabokov no tenía formación científica. Sólo era un escritor ruso,
exiliado y famoso por una novela de temática muy, muy, controvertida.
Es evidente que
los prejuicios también existen en el mundo científico. Cómo iba a ser si no. Al
fin y al cabo todos somos humanos, demasiados humanos a veces. Al decir del
filósofo alemán.
Lolita
Un escritor les
decía al que, en 1958, le llegó el gran éxito con su novela Lolita. Y con el éxito la popularidad y,
con ella, los chicos de la prensa detrás de él, en busca de detalles curiosos
de su vida. Ya saben cómo son. Hoy igual que ayer.
Ni que decirles
tengo que quedaron encantados al descubrir su vida paralela como científico. Su
otra identidad. Su ‘alter ego’ como experto
en mariposas.
Hay una famosa
fotografía de Nabokov, que apareció publicada en el The Saturday Evening Post, cuando él tenía 66 años, y que demuestra
este interés mediático.
Por supuesto que
tiene que ver con las mariposas. Se le ve balanceando una red en una actitud
concentrada y absorta. Causó sensación.
Sin embargo,
hasta su muerte en 1977, su prestigio como científico no hizo otra cosa que
devaluarse. No podía ser de otra forma, ya que no aparecían pruebas que
confirmaran su imaginativa hipótesis.
Una hipótesis
que el propio Nabokov reconocía que podía sonar bastante descabellada. Sin
embargo tenía algo muy importante a su favor.
Se trataba de una hipótesis científica, es decir que se podía comprobar. (Continuará)
¿De dónde ha sacado esa información? me resulta de lo más interesante.
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