Se lo digo en serio,
aunque parezca incierto: su piel es negra. Y lo es por el mismo motivo que hace que entre el pelaje existan
infinidad de burbujas de aire.
Para mantener su
temperatura corporal, en unas latitudes donde la temperatura ambiental no es
precisamente de 28ºC. Una doble cobertura
termodinámica.
Mientras que, por un
lado, el color negro de la piel absorbe mejor las radiaciones solares, aumentando así la temperatura corporal, por el
otro, la capa de aire del pelaje le
aísla del exterior impidiendo que la energía
escape y la temperatura disminuya.
Por una razón similar,
las prendas que usamos en invierno suelen ser más oscuras que en verano. Las
oscuras absorben las radiaciones, por lo que nos sentimos más “calentitos”,
mientras que las claras las reflejan, por lo que nos resultan más refrescantes.
Pero volviendo al oso, hemos
de saber que su temperatura corporal se encuentra mantenida no sólo por el
pelaje y el color de la dermis, como ya hemos comentado, sino también por el
espeso panículo adiposo que se
encuentra bajo la piel.
Corrijo entonces. Con
el panículo se trata ya de una triple cobertura
termodinámica.
Un panículo que sólo se
adelgaza en la cabeza y, especialmente, en la nariz. Que ya hemos visto debe de
ser de color negro como el resto de su piel.
Un color negro que nos
recuerda el del hocico de los perros, y que nos hace pensar que, en su caso,
debe presentar un inconveniente que no se daba en el cánido.
Lo digo por lo de cazar
en un paraje tan blanco.
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