Ya sabemos el
doble mecanismo por el que los mosquitos nos localizan: el olor que desprende nuestra piel y el dióxido de carbono, CO2,
que emitimos al respirar.
De modo que,
sabedores de que nos encontrarán de todas, todas, lo sensato es ver la forma de
eludir su picadura.
No ya por lo
molesto de su dolor o la alergia que en ciertas personas puede causar. Sino
porque, no hay que olvidar, en ciertas partes del mundo su picadura representa
un grave peligro para la salud.
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