Sintió la llamada de la ciencia cuando, siendo aún una adolescente, su abuelo murió de un cáncer de estómago.
Fue entonces cuando decidió que se dedicaría a la investigación médica. Quería encontrar la cura para ese mal. Y estaba decidida.
Tanto que cuando tenía sólo 15 años escribió: “No me sentí inclinada hacia la ciencia hasta que mi abuelo murió de cáncer de estómago. Decidí que nadie debía sufrir tanto”. Una chica decidida.
Con sólo 19 años se licenció en Ciencias Químicas y continuó sus estudios universitarios con brillantez. Algo totalmente inusual para la época.
Corrían los años treinta del siglo pasado y no se veía normal que una mujer estudiara una carrera. Menos aún que ésta fuera de ciencias. Y mucho menos que pensara trabajar en el campo de la ciencia.
Asimismo, tampoco era usual que los laboratorios contrataran a investigadoras.
De modo que aunque su vocación era la investigación, no tuvo más remedio que dar clases de Química en un instituto de enseñanza secundaria y trabajar como asistente de laboratorio. Mas las circunstancias se aliaron a su favor.
Debido a la escasez de hombres motivada por la Segunda Guerra Mundial y a su brillante expediente universitario, con tan solo 26 años, fue contratada por la compañía farmacéutica Burroughs-Wellcome. No sabían que con ella llegaba la revolución.
Combatiendo la enfermedad
Gertrude debía colaborar en una investigación sobre la biosíntesis de los ácidos nucleicos y las enzimas que los envuelven, formando parte del equipo de G. H. Hitchings.
Fue una investigación que revolucionó no sólo la misma forma de investigar, sino la propia producción de medicamentos y, por ende, a la misma Medicina.
En vez del método clásico de ensayo y error, ellos utilizaron las diferencias bioquímicas entre las células humanas normales y las patógenas (los agentes causantes de enfermedades).
De este modo diseñaron los fármacos que podrían eliminar o inhibir la reproducción de patógenos particulares, sin dañar las células huéspedes.
Estudiaron las sutiles diferencias en la reproducción celular y desarrollaron drogas que interrumpían el ciclo celular de las anormales, sin alterar las sanas. Ése era el secreto.
De esta forma descubrieron gran cantidad de nuevos fármacos que ayudaron a combatir otras tantas enfermedades. Entre ellas:
- el 6-mercaptopurina, de nombre comercial Purinetol, el primer tratamiento contra la leucemia que se desarrolló. Por entonces la leucemia infantil era mortal de necesidad; hoy sobreviven el 80% de los pacientes.
- la Azatioprina, de nombre comercial Imuran, el primer agente inmunosupresor, usado para evitar los rechazos en los transplantes de órganos.
- el Allopurinol , de nombre comercial Zyloprim, contra la gota; una enfermedad que puede ser mortal para pacientes en quimioterapia.
- la Pirimetamina, de nombre comercial Daraprim, contra la malaria.
- el Trimetoprim, de nombre comercial Septra, contra la meningitis, la septicemia, e infecciones bacterianas del tracto urinario y respiratorio.
- el Aciclovir, de nombre comercial Zovirax, contra herpes virales, también mortal para pacientes en quimioterapia.
Como pueden ver, muchas veces los científicos son también inventores.
Premio Nobel de 1988 en Fisiología y Medicina
A pesar de que los Nobel no se suelen conceder a empleados de empresas privadas, en este caso no fue así.
Elion y Hitchings junto a J. W. Black recibieron el Premio Nobel de 1988 en Fisiología y Medicina, como premio a su investigación básica para hallar las diferencias entre el metabolismo de la célula normal y el de las células tumorales, los protozoos, las bacterias y los virus.
Una investigación pionera que posibilitó una serie de avances en medicina que nos permiten, hoy día, tener mayores esperanzas de vida.
Y jugando un papel crucial en ella, nuestra heroína, Gertrude Belle Elion.
El tratamiento del cáncer, las medicinas para no rechazar un órgano trasplantado, los fármacos para combatir la malaria y muchas infecciones bacterianas deben su existencia al trabajo de Gertrude.
Llegó a tener 45 patentes y la OMS incluyó sus medicinas en una lista de fármacos esenciales. Y ya jubilada, no por ello dejó de trabajar y de recibir reconocimientos. Falleció en 1999.
No se casó nunca ni tuvo hijos. Manifestó estar convencida de que si hubiera tenido obligaciones familiares, no hubiera podido avanzar igual en su carrera.
Yo creo que sí lo hubiera hecho. No en vano fue una Hacedora de la Ciencia. Y es que las neuronas no tienen sexo.
Muchas gracias, muy interesante, hoy es su aniversario y le he enviado el post a mis alumnos.
ResponderEliminarEs muy amable jesuseulate.
ResponderEliminarGracias
prof premraj pushpakaran writes -- 2018 marks the 100th birth year of Gertrude B. Elion!!!
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