El título no deja lugar a equívocos. Y el subtítulo aclara el contexto.
El libro es un tratado detallado y riguroso, de una amplia y variada muestra de hallazgos, tanto científicos como técnicos, pero eso sí serendípicos.
El libro es un tratado detallado y riguroso, de una amplia y variada muestra de hallazgos, tanto científicos como técnicos, pero eso sí serendípicos.
Con amenidad su autor, Royston M. Roberts, nos relata hasta qué punto ha participado en ellos el factor accidental o azaroso.
Porque no lo olvidemos, el papel del azar, de lo accidental, ha sido y es determinante en muchos descubrimientos científicos e invenciones técnicas.
Porque no lo olvidemos, el papel del azar, de lo accidental, ha sido y es determinante en muchos descubrimientos científicos e invenciones técnicas.
Lo que tienen en común el principio de Arquímedes, el velcro, la penicilina, el teflón, la dinamita, el cristal de seguridad o los Rollos del Mar Muerto no es otra cosa que la serendipia.
Descubrimientos e invenciones que cubren prácticamente todas las ramas de la ciencia, desde la física hasta la arqueología, pasando por la química, la biología, etcétera.
Pero ojo no se equivoque. Los descubrimientos e invenciones significativas no son fruto sólo de la mera casualidad.
Cierto es que la casualidad juega su papel, pero es sólo una parte. Hay mucho más en un acto creativo, que la simple noción popular de “venir caído del cielo”.
El conocimiento en profundidad y extensión de una materia son prerrequisitos indispensables. A menos que la mente esté concienzudamente cargada de antemano, la proverbial chispa del genio, si es que se llega a manifestar, probablemente no encontraría nada que prender.
No todo el que mira ve. Como no todo el que oye escucha. Por eso no todo el que busca encuentra.
Con claridad lo expresó el microbiólogo francés Louis Pasteur (1822-1895):“En los campos de la observación, el azar favorece sólo a la mente preparada”.
Recuerden:
Serendipia. Descubrimientos accidentales en la ciencia.
Royston M. Roberts
El libro de bolsillo, Alianza Editorial
no entiendo lo de la serendipia
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