sábado, 4 de septiembre de 2010

Más actores inventores

(Continuación) El susodicho reloj de pulsera era en realidad un mecanismo capaz de medir el pulso.

Y utilizado por personas afectadas de problemas cardíacos, podía detectar cualquier alteración en sus valores.

Si no eran los normales, lanzaba una señal de alarma.

Un buen invento, sin duda, que podría salvar vidas pero del que, no obstante, no se supo nada más.

En otro orden de cosas, y con relación al abandono del grupo, por parte de Zeppo, el genial Groucho lo tuvo claro.

A su entender, sin Zeppo, "...eran un 25% más ricos y el doble de graciosos". Cinismo grouchiano.

Ya sabemos como las gastaba el del bigote, “estos son mis principios. Pero, si no le gustan, tengo otros”.

De los inventos, por supuesto que, también, tenía su propia visión.

Me viene a la mente, “Supongo que había que inventar las camas de agua. Ofrecen la posibilidad de beber algo a media noche, sin peligro de pisar al gato”.

En fin. Groucho en estado puro.

Gary Burghoff
Y de un actor casi cómico que inventa un dispositivo bélico, a un actor bélico que inventa un artilugio casi de broma.

Gary Burghoff, un discreto actor conocido por su papel de “radar” O´Reilly, en la televisiva serie de los años setenta M.A.S.H. Quizás la recuerde.

También él sintió la llamada de la creatividad. Fruto de la misma, un complicado sistema con aparato incluido, para atraer y capturar peces.

Algo muy extraño la verdad, si bien él se siente muy orgulloso de su “atractor de peces”.

De hecho lo patentó el 17 de agosto de 1993.

El invento resultó ser tan discreto como la carrera cinematográfica de su autor.

Marlon Brando y el tensor de bongó
Casi todo el mundo lo tiene considerado como uno de mejores actores de todos los tiempos, si no el mejor.

Pero muy pocos saben que le gustaba tocar un instrumento de percusión: el bongó o conga. Un tambor con el que se acompaña diferentes ritmos afroamericanos.

Una afición que le llevó a tomar, durante su juventud, lecciones del legendario Tito Puente nada menos, unido a la genial Celia Cruz ¡Azúcar!

Por lo que se ve, en Brando, su amor por el bongó llegó a ser una pasión.

Tanto que inventó un dispositivo para tensarlo, un tensor de bongó.

Un hecho que casi todo el mundo ignora. Seguro estoy que usted no tenía ni idea.

El aparato no es que fuera mejor que otros muchos ya existentes, pero él se empeñó en patentarlo, poco antes de morir en 2002.

Y eso que le aconsejaron que no lo hiciera.

Pero él debió pensar otra cosa (“Le haré una oferta que no podrá rechazar”).

Como para negarse.

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