viernes, 14 de mayo de 2010

Acerca de la Octava Feria de la Ciencia de Sevilla

El pasado sábado cerraba sus puertas la VIII Feria de la Ciencia de Sevilla.

Y lo hacía con enorme éxito tanto de participación de instituciones como de asistencia de público.

Un éxito logrado a base de muchos esfuerzos por parte de todos.

A mi juicio, la Feria de la Ciencia ha resultado en su forma, lúdica y divertida. En el fondo, seria y rigurosa. Y en su trasfondo, rentable. Me explico.

Forma
De su talante lúdico y divertido dan fe los rostros sonrientes de los miles de personas, adultos y jóvenes, que como público pasaban de un stand a otro, preguntando sin cesar por éste o aquél experimento, a cual más llamativo y espectacular.

Claro que no era menos expresivo el rostro de los pequeños científicos que, dentro de los mismos, esperaban, con nerviosismo en sus gestos y brillo ilusionado en sus ojos, ese su momento.

Ese instante en el que informarían del experimento científico curioso o del fenómeno natural sorprendente, y para el que se habían preparado durante buena parte del curso.

Pero, les decía más arriba que, a mi entender, la Feria tenía un fondo serio y riguroso.

Y es así porque su objetivo no queda en la mera descripción y experimentación de un fenómeno más o menos vistoso.

Fondo
Los alumnos científicos, aparte de difundir, divulgan. Hacen comprensible al público lo que han visto y experimentado.

Les ayudan a entenderlo con el conocimiento científico.

Una labor más compleja, que requiere por parte del alumno un esfuerzo mayor, y en cuya consecución juega un papel importante su profesor.

Ni que decir tiene que los alumnos bordan todos los cometidos: información del fenómeno, manipulación experimental y explicación teórica.

Así que mi agradecimiento como público para ellos y mis felicitaciones, como profesional, a sus profesores.

De los que tengo que decir, que no era menor el brillo que vi en sus ojos cuando observaban, entre orgullosos y preocupados, a sus alumnos.

En definitiva, a la vista de lo visto, no es cierto que tengan que ir unidos de forma inevitable, rigor y aburrimiento.

O que la seriedad no pueda formar pareja con la diversión.

Que no estaba falto de razón, el ilustre hijo de la pérfida Albión cuando dijo que “Divertido no era lo contrario de serio, lo era sólo de aburrido”.

Trasfondo
Por último, yo le he visto a la Feria un cierto trasfondo de rentabilidad académica.

Es evidente, al menos para quien esto escribe, la intención de dinamizar las Ciencias en los centros escolares.

De cambiar educación científica por enseñanza de las ciencias.

Un primer paso, sin duda, para hacer comprensible y racional todo aquello que nos rodea.

Como también es manifiesto, el deseo de aproximar los conocimientos científicos a la sociedad, en un intento (uno más) por concienciarla de que la Ciencia, ¡también es Cultura!

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