(Continuación) De modo que es posible mirar el fenómeno, incluso durante minutos, sin sentir molestia alguna.
Unos minutos en los que la retina se está quemando, sin que nos percatemos.
Sólo pasadas unas horas empezaremos a notar el daño. Pero para entonces será demasiado tarde.
Ése es el peligro del eclipse.
Naturalmente esto no nos ocurre cuando miramos al Sol directamente sin la Luna interpuesta. Su luminosidad es tanta, resulta tan molesto mirarlo, que de forma inconsciente lo evitamos. Y con ello el que nos dañe los ojos.
Por eso se recomienda tomar precauciones durante los eclipses solares. Porque es cuando más miramos el disco solar, al no molestarnos.
Me refiero al uso como filtros de: radiografías, negativos fotográficos o cristales ahumados. Precaución.
Producen una falsa sensación de seguridad que puede traer problemas. No son aconsejables.
Como tampoco lo son las gafas de sol normales. No nos aseguran ninguna protección.
Sólo deberemos usar las que estén homologadas para observar este tipo de fenómenos.
Aunque hay otras soluciones sencillas, seguras y baratas. La que más: mirar al Sol de forma indirecta, por ejemplo, proyectado sobre una pantalla.
También hay otros métodos, como el del espejo o el de la cartulina con un orificio.
Si están interesados en que les escribo sobre ellos me lo comunican.
Por ejemplo, alteraciones medioambientales que provocan cambios en la presión atmosférica, en la humedad del aire y en la temperatura ambiental, entre otros.
También originan fenómenos ópticos que dan lugar a alteraciones del color del cielo, modificaciones de la luminosidad, producción de sombras de media luna y provocan las célebres Perlas de Baily.
Una especie de collar de manchas brillantes a lo largo del contorno lunar, que se forman por la luz del Sol que sobresale de los cráteres y montículos lunares.
Para dejar ya la entrada, decirles tan solo que la Ciencia debe mucho a estos fenómenos.
Una deuda que nace ya en la Antigua Grecia.
Gracias a los eclipses los griegos no sólo averiguaron el tamaño del Sol, la Luna y la Tierra, sino también las distancias entre ellos.
Increíble pero cierto.
Nunca olvidemos que el hombre siempre ha sido igual de listo desde que es hombre. Lo único que ha cambiado con el tiempo es su tecnología.
Unos minutos en los que la retina se está quemando, sin que nos percatemos.
Sólo pasadas unas horas empezaremos a notar el daño. Pero para entonces será demasiado tarde.
Ése es el peligro del eclipse.
Naturalmente esto no nos ocurre cuando miramos al Sol directamente sin la Luna interpuesta. Su luminosidad es tanta, resulta tan molesto mirarlo, que de forma inconsciente lo evitamos. Y con ello el que nos dañe los ojos.
Por eso se recomienda tomar precauciones durante los eclipses solares. Porque es cuando más miramos el disco solar, al no molestarnos.
Métodos caseros
Con respecto a los métodos caseros que existen para mirar directamente al cielo, conviene ser especialmente cuidadoso.Me refiero al uso como filtros de: radiografías, negativos fotográficos o cristales ahumados. Precaución.
Producen una falsa sensación de seguridad que puede traer problemas. No son aconsejables.
Como tampoco lo son las gafas de sol normales. No nos aseguran ninguna protección.
Sólo deberemos usar las que estén homologadas para observar este tipo de fenómenos.
Aunque hay otras soluciones sencillas, seguras y baratas. La que más: mirar al Sol de forma indirecta, por ejemplo, proyectado sobre una pantalla.
También hay otros métodos, como el del espejo o el de la cartulina con un orificio.
Si están interesados en que les escribo sobre ellos me lo comunican.
¿Qué otros efectos producen los eclipses?
Al margen de que los observemos o no, durante los eclipses solares se producen una serie de fenómenos.Por ejemplo, alteraciones medioambientales que provocan cambios en la presión atmosférica, en la humedad del aire y en la temperatura ambiental, entre otros.
También originan fenómenos ópticos que dan lugar a alteraciones del color del cielo, modificaciones de la luminosidad, producción de sombras de media luna y provocan las célebres Perlas de Baily.
Una especie de collar de manchas brillantes a lo largo del contorno lunar, que se forman por la luz del Sol que sobresale de los cráteres y montículos lunares.
Para dejar ya la entrada, decirles tan solo que la Ciencia debe mucho a estos fenómenos.
Una deuda que nace ya en la Antigua Grecia.
Gracias a los eclipses los griegos no sólo averiguaron el tamaño del Sol, la Luna y la Tierra, sino también las distancias entre ellos.
Increíble pero cierto.
Nunca olvidemos que el hombre siempre ha sido igual de listo desde que es hombre. Lo único que ha cambiado con el tiempo es su tecnología.
O sea, el eclipse, filmándolo o mirándolo por un espejo, no hace mal porque los rayos UV no se reflejan en el espejo...
ResponderEliminarLo de la cartulina no lo entendi...
en efecto un razonamiento muy luminoso
ResponderEliminarsi lo firmo no me pasa nada ?
ResponderEliminarQue igual no llegas. Pero aparte de eso no te pasara nada.
EliminarSi lo firmas eres un superhombre capaz de resistir las penurias en el espacio al acercarte al eclipse y dejar tu firma
EliminarNo entendí lo de la cartulina alguien me puede explicar por favor!!!
ResponderEliminarPara recuperar nuevamente la vista en un 50 porciento, se debe retirar la parte quemada de la retina para reemplazar por retina no dañada en la zona afectada. atentamente Gary desde Bolivia.
ResponderEliminarEs verdad Sergio. Anónima, mejor fílmalo, pero te hace el mismo daño, ayer lo dijeron en la conferencia de la Sociedad de astronomía.
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