(Continuación) Aunque sigo sabiendo poco de su opinión sobre la cuestión muslo-pechuguera, (“Rico, rico”, Arguiñano dixit), quiero aprovechar esta entrada para contarles una anécdota.
Una relacionada con ella y con el doble calificativo que, tanto gusta repetir nuestro ínclito cocinero.
Una relacionada con ella y con el doble calificativo que, tanto gusta repetir nuestro ínclito cocinero.
Un doble calificativo el del cocinero, de claro sentido e intencionalidad gastronómica, que no era por donde le inquiría, precisamente, el periodista Jesús Quintero, en una entrevista que le realizó, creo que en TVE1.
Sucedió en su programa ‘El loco de la colina’ cuando, con cara inocente, y por tanto con intención maleva y suspecta, le preguntó: “Carlos, ¿usted es más de muslo o de pechuga?”.
Por si no lo vio, he de decirles que nuestro hombre estuvo como siempre. Como es él. Y así, sin pensarlo ni un segundo, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, contestó: “Yo soy más de muslo”.
Con lo que el diablo, perdón el "loco Quintero", vio el cielo abierto. Y se apresuró a apretarle más las clavijas de las alusiones sexuales.
Ya saben de esa ordinaria tendencia hacia lo carnal, que tiene el presentador de los largos silencios.
Uno de los eternos enemigos del hombre, el gusto por la carne.
En fin. Lo llaman televisión.
¿Por qué el pollo cruzó la carretera?
Y de una anécdota de contenido gastro-televisivo a otra supuestamente más seria. Con más enjundia y sustancia, y de contenido más delicado.Lo que diríamos un campo de conocimiento, intelectualmente resbaladizo.
De hecho, hace tiempo que me llegó al correo electrónico y no me he decidido hasta hoy a sacarla.
Se resume en una pregunta: ¿Por qué el pollo cruzó la carretera?
Sí ha leído bien. No es broma. A pesar de las apariencias, nunca se fie de las apariencias, no es una pregunta banal. Sino más bien de largo recorrido: ¿Por qué el pollo cruzó la carretera?
De largo recorrido porque, supuestamente, se trata de una pregunta que ha tenido diferentes respuestas a lo largo de la historia. Y procedentes de diferentes e importantes pensadores.
O al menos eso dice quien me lo contó. Yo ni quito ni pongo. Bueno, la forma de contarlo sí es mía.
Hasta donde alcanzo, las respuestas, unas tienen naturaleza religiosa, otras metafísica, estotras biológica, esotras física y algunas más psicológica.
No ya hoy, que nos quedamos sin espacio, pero la semana que viene se las expondré por orden cronológico.
Citaré a su supuesto autor, dejándoles a ustedes que adivinen a qué categoría, de las antes nombradas, pertenece cada una. (Continuará).
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