Al hilo de la entrada del viernes, y por aquello de no dar puntada sin hilo, retomo uno de los restos fósiles citados en ella. Lo hago tan solo para contarles un par de curiosidades.
Me refiero a la Australopithecus conocida como Lucy.
Ese esqueleto de mujer con 3,2 millones de años de antigüedad, encontrado en Etiopía (África), la cuna de la humanidad.
Una mezcla entre chimpancé y humano, descubierta por Donald Johanson y su equipo en 1974, y que tiene las piernas de humano, pero el torso y la cabeza de chimpancé.
En su momento fue uno de los esqueletos más completos que se habían encontrado, ya que posee 52 huesos. Entre ellos su cráneo, demasiado pequeño para ser ya de humano.
Ya saben lo que dijo el poeta. Todo es cuestión de medida. Algo más, un poco menos.
Por estos dos detalles, número de huesos y tamaño craneal, su descubrimiento fue transcendental. Es la primera curiosidad del esqueleto de Lucy; como ven de naturaleza científica.
La segunda tiene que ver con la razón del nombre escogido, Lucy.
Descartado un motivo etimológico -Lucy proviene del latín Lucius, derivado de lux (luz)-, la razón de su elección parece ser musical.
En concreto, en la melodía que estaban oyendo en el campamento Johanson y su equipo de investigadores, cuando la encontraron. Algo curioso.
Según cuentan esa canción era "Lucy in the sky with diamonds" de The Beatles. Por eso al día siguiente, y en recuerdo de ella, decidieron llamarla así, Lucy.
El mismo nombre de la canción de los músicos ingleses. Es la segunda de las anécdotas del esqueleto de Lucy, ésta de naturaleza musical.
Otra historia bien distinta es la de la Lucy de la melodía. La que justifica el título de la canción,y la relaciona, no precisamente con una ciencia.
Por lo que se cuenta en los mentideros de las discográficas, dicho título "Lucy in the Sky with Diamonds", camufla un germanismo,.
El acrónimo LSD con el que era conocida una droga muy popular en los años 60 y 70, la dietilamida del acido lisérgico.
Vendría a ser como una especie de homenaje a esta droga. No sé si será cierta esta hipótesis, pero prefiero pensar que no.
De serlo se trataría de un espantoso y patético homenaje. No me gusta.
Me refiero a la Australopithecus conocida como Lucy.
Ese esqueleto de mujer con 3,2 millones de años de antigüedad, encontrado en Etiopía (África), la cuna de la humanidad.
Una mezcla entre chimpancé y humano, descubierta por Donald Johanson y su equipo en 1974, y que tiene las piernas de humano, pero el torso y la cabeza de chimpancé.
En su momento fue uno de los esqueletos más completos que se habían encontrado, ya que posee 52 huesos. Entre ellos su cráneo, demasiado pequeño para ser ya de humano.
Ya saben lo que dijo el poeta. Todo es cuestión de medida. Algo más, un poco menos.
Por estos dos detalles, número de huesos y tamaño craneal, su descubrimiento fue transcendental. Es la primera curiosidad del esqueleto de Lucy; como ven de naturaleza científica.
La segunda tiene que ver con la razón del nombre escogido, Lucy.
Descartado un motivo etimológico -Lucy proviene del latín Lucius, derivado de lux (luz)-, la razón de su elección parece ser musical.
En concreto, en la melodía que estaban oyendo en el campamento Johanson y su equipo de investigadores, cuando la encontraron. Algo curioso.
Según cuentan esa canción era "Lucy in the sky with diamonds" de The Beatles. Por eso al día siguiente, y en recuerdo de ella, decidieron llamarla así, Lucy.
El mismo nombre de la canción de los músicos ingleses. Es la segunda de las anécdotas del esqueleto de Lucy, ésta de naturaleza musical.
Música y Paleoantropología. Arte y Ciencia. En definitiva Humanidades. Lo propio del hombre.
Otra historia bien distinta es la de la Lucy de la melodía. La que justifica el título de la canción,y la relaciona, no precisamente con una ciencia.
Por lo que se cuenta en los mentideros de las discográficas, dicho título "Lucy in the Sky with Diamonds", camufla un germanismo,.
El acrónimo LSD con el que era conocida una droga muy popular en los años 60 y 70, la dietilamida del acido lisérgico.
Vendría a ser como una especie de homenaje a esta droga. No sé si será cierta esta hipótesis, pero prefiero pensar que no.
De serlo se trataría de un espantoso y patético homenaje. No me gusta.
Que fuerte no sabía que tuviera algo que ver la canción
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