Aunque a los profanos en Astronomía nos parezcan todas iguales, la realidad es que el firmamento está poblado por una variopinta familia de estrellas.
Son diferentes por su tamaño, color, brillo, composición y aspecto externo.
Y una de estas familias, y de las más curiosas, son las estrellas capullos. Sí, se las conoce con ese nombre. No se trata de una expresión malsonante, ni mucho menos.
Se llaman así porque aparecen rodeadas por una densa nube de gas y polvo, que recuerda a la cápsula de seda o capullo en la que se envuelven los insectos durante su fase de metamorfosis.
Esta nube de gas y polvo estelar es la que absorbe parte de la energía que surge de la estrella, fruto de las reacciones nucleares que suceden en su interior, y la emiten en diferentes longitudes de ondas.
En ocasiones pueden emitir sólo radiación infrarroja, lo que las convierte en invisibles para el ojo humano.
Es lo que sucede, por ejemplo, con las gigantes rojas, que al contraer su región central expulsan al espacio, por medio de poderosos vientos solares, las capas más externas como material residual.
Así es como se forma una capa de material polvoriento y gases que, además de envolver como un capullo a la estrella moribunda, la ocultan.
Se detectan por la radiación infrarroja que emiten y se deben emplear para ello telescopios especiales. En la actualidad se piensa que podrían ser muy numerosas y constituir gran parte de la materia oscura e invisible de las galaxias.
Por lo que su descubrimiento puede ser fundamental para dar respuesta a una de las incógnitas que, desde los años 20 del siglo XX, ha sido motivo de preocupación de la astrofísica contemporánea:
¿Dónde está concentrado el 90% de la materia obscura, que aún falta por descubrir en el Universo?
Les adelantaba que cuando dije estrellas capullo no me refería a cualquiera de las expresiones peyorativas que van asociadas al calificativo.
Ya saben 'hacer el capullo' o 'ser un capullo'.
Como no ignoran, en enroquedeciencia hablamos de ciencia y, al igual que Confucio, nosotros no pretendemos saber todas las preguntas, nos conformamos con conocer algunas respuestas.
Como ven, una mera cuestión de límites.
Son diferentes por su tamaño, color, brillo, composición y aspecto externo.
Y una de estas familias, y de las más curiosas, son las estrellas capullos. Sí, se las conoce con ese nombre. No se trata de una expresión malsonante, ni mucho menos.
Se llaman así porque aparecen rodeadas por una densa nube de gas y polvo, que recuerda a la cápsula de seda o capullo en la que se envuelven los insectos durante su fase de metamorfosis.
Esta nube de gas y polvo estelar es la que absorbe parte de la energía que surge de la estrella, fruto de las reacciones nucleares que suceden en su interior, y la emiten en diferentes longitudes de ondas.
En ocasiones pueden emitir sólo radiación infrarroja, lo que las convierte en invisibles para el ojo humano.
Es lo que sucede, por ejemplo, con las gigantes rojas, que al contraer su región central expulsan al espacio, por medio de poderosos vientos solares, las capas más externas como material residual.
Así es como se forma una capa de material polvoriento y gases que, además de envolver como un capullo a la estrella moribunda, la ocultan.
Fuentes OH-IR
Las denominadas en astronomía fuentes OH-IR, son buenos ejemplos capulliles. Son del tipo Mira, una etapa avanzada de las gigantes rojas, que están rodeadas por un capullo de materia opaca, expulsado por la misma estrella, y que no permite observarlas directamente.Se detectan por la radiación infrarroja que emiten y se deben emplear para ello telescopios especiales. En la actualidad se piensa que podrían ser muy numerosas y constituir gran parte de la materia oscura e invisible de las galaxias.
Por lo que su descubrimiento puede ser fundamental para dar respuesta a una de las incógnitas que, desde los años 20 del siglo XX, ha sido motivo de preocupación de la astrofísica contemporánea:
¿Dónde está concentrado el 90% de la materia obscura, que aún falta por descubrir en el Universo?
Les adelantaba que cuando dije estrellas capullo no me refería a cualquiera de las expresiones peyorativas que van asociadas al calificativo.
Ya saben 'hacer el capullo' o 'ser un capullo'.
Como no ignoran, en enroquedeciencia hablamos de ciencia y, al igual que Confucio, nosotros no pretendemos saber todas las preguntas, nos conformamos con conocer algunas respuestas.
Como ven, una mera cuestión de límites.
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