Nacida en 1934 en el seno de una modesta familia londinense, la pequeña Jane apenas tuvo contacto con el colegio y los libros.
Lo que sí hacía era leer todo aquello que caía en sus manos, siempre que estuviera relacionado con los animales salvajes.
En especial los del continente africano. Le encantaban.
Desde este punto de vista, ya había nacido libre.
Tan atraída se sentía por las películas de Tarzán, que sus padres le regalaron un pequeño chimpancé de peluche. Para siempre fue su compañero inseparable. Para siempre.
Trabajando como secretaria en una empresa, su vida cambió cuando tuvo la oportunidad de ir a África. Allí entabló contacto con el paleontólogo Louis Leakey, que le ofreció participar en una investigación sobre el chimpancé.
Impresionado por los conocimientos que tenía Jane de la fauna africana, el científico lo vió claro. Sería su “chica de los chimpancés”.
Ella tiene veintiséis y aunque no lo sabe, está a punto de iniciar un camino que, años después, recorrerían otras mujeres. Serían conocidas como las "Chicas Leakey".
Una precuela científica de las televisivas 'Ángeles de Charly'.
En compañía de mamá
Para su trabajo Jane debe viajar al lago Tanganika, pero el hecho de ser una mujer joven e inexperta hace que las autoridades británicas le nieguen el permiso.Inexcusablemente debía ir acompañada de su madre. Si no, no había viaje. Eran otros tiempos.
Eso es lo que había y como nadie puede dudar que madre no hay más que una, hete aquí en julio de 1960, a madre e hija instaladas en el Parque Nacional de Gombe.
Jane comienza sus investigaciones sobre los chimpancés salvajes de la reserva.
Por esa época se calcula que en el mundo, podría haber una población de un millón de chimpancés.
A base de paciencia y perseverancia se ganó la confianza de los simios, integrándose con ellos y consiguiendo ser aceptada como uno más.
Los observaba muy de cerca y lo que descubre la deja perpleja. Son animales con comportamientos, habilidades, y formas de comunicación parecidas a las de los seres humanos. Sorprendente.
Pero no todo es trabajo en la vida de Jane. También hay tiempo para el amor. En 1964, contrae matrimonio con un fotógrafo con el que tiene un hijo.
Y para la universidad. Al año siguiente regresa a Inglaterra para obtener el doctorado en Etología por Cambridge. Pero de nuevo a sus chimpancés. A su estudio.
Primos hermanos
Los descubrimientos de la Goodall no cesan: los chimpancés son capaces de emplear palos para extraer termitas de sus nidos; de utilizar plantas medicinales para sanarse; de comunicarse a través del lenguaje corporal, las expresiones faciales y el sonido; o de adoptar a crías cuyas madres han muerto.Cada vez hay menos dudas. Son parientes cercanos nuestros.
En 1971 escribe ‘En la senda del hombre’, donde relata gran parte de sus investigaciones. Se convierte en una de las obras científicas más leídas.
Por el contrario, en lo personal las cosas no le van bien. Se divorcia en 1974, se vuelve a casar en 1975 y enviuda en 1980. En fin, la vida misma.
Se refugia en el trabajo y por esta época, es espectadora de lujo de una guerra entre dos grupos vecinos de chimpancés. Lo hacen, casi, con la misma crueldad humana.
La contienda duró cuatro años y acabó con la extinción total de uno de los grupos.
Sí. Somos primos hermanos. Seguro. De todos modos, ella suele decir que “prefiere algunos chimpancés a algunos humanos”.
JGI
En 1977 funda el ‘Instituto Jane Goodall’ (JGI), destinado al estudio y protección de las poblaciones de chimpancés. Y continúan las sorpresas.Descubre que los machos establecen alianzas políticas, para hacerse con el poder dentro del grupo; que no son estrictamente vegetarianos; que luchan por su territorio al igual que los humanos; etcétera. (Continuará).
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