miércoles, 3 de junio de 2009

Telecomunicaciones prehistóricas

Aunque dejamos de hablar, hace ya un mes, de los móviles y sus “peligros”, y en general de todos los dispositivos asociados a la producción de campos electromagnéticos, no me resisto a contarles una divertida historia relacionada con el tema.

La he llamado, como ya ha visto en el título ‘Telecomunicaciones prehistóricas’, y dice así:

"A finales de los años ochenta del siglo XX, se publicó que científicos rusos habían descubierto pequeños trozos de… ¡hilos de cobre!, en unas excavaciones realizadas a 50 metros bajo tierra.

Después de estudiarlos un tiempo, emitieron su informe.

En él concluían que, por la profundidad a la que habían sido hallados, hace ya 25 000 años, los antiguos habitantes de Rusia disponían de… ¡una red nacional de teléfono! Algo sorprendente.

Por supuesto, la noticia fue conocida en el mundo entero. Y en Alemania se empezaron a realizar excavaciones siguiendo la misma línea investigadora. Sólo que ellos lo hicieron a una profundidad mayor, a 100 m.

Tras varios meses de trabajo tuvieron éxito. Encontraron pequeños trozos de… ¡cristal!

Restos, según ellos, que habían formado parte de un sistema de… ¡fibra óptica nacional! Por la profundidad a la que los hallaron, le estimaron una antigüedad de unos 35 000 años. Inaudito.

Un sistema de comunicación más sofisticado que el ruso y 10 000 años más antiguo. Increíble.

Spain is different

Cuando la noticia se supo en España, sorprendentemente, a los científicos españoles no les impresionó la noticia. Ellos estaban a lo suyo.

Llevaban tiempo madurando una idea y estaban a punto de ponerla en marcha. Excavaron a 150 metros de profundidad pero no encontraron nada. Hicieron lo mismo a 200 m y tampoco encontraron nada.

Entonces lo recogieron todo y se marcharon. Hicieron sus cálculos, llegaron a una conclusión y la publicaron.

El hecho de no haber encontrado ningún tipo de cableado bajo tierra sólo podía significar una cosa: los antiguos celtíberos, hace más de 55.000 años, ya tenían… ¡teléfonos móviles!

"Elemental mi querido Watson", que diría el maestro de detectives.

Bueno, perdonen la anécdota. Es una interpretación perversa de la conocida frase del archiconocido divulgador científico Carl Sagan, “la ausencia de pruebas no es prueba de la ausencia”.

Pero es que desde el punto de vista de la ciencia, no hay mucha diferencia entre ella y las de las amenazas de los microondas, las antenas de telefonía, las líneas de alta tensión o las conexiones wi-fi.

Todas adolecen de lo mismo. No cumplen una de las reglas de oro de las afirmaciones. La de la carga de la prueba, el onus probandi del principio jurídico latino.

Un viejo aforismo de derecho que expresa que “lo normal se presume y sólo lo anormal se prueba”. Por tanto, quien afirma algo que rompa lo normal, debe probarlo.

Sobre quien afirma, recae la responsabilidad de la prueba. Así que oído cocina.

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