A mediados del siglo XVIII, los nuevos experimentos científicos ya empezaban a atraer la curiosidad del público profano. Un botón de muestra es este cuadro de J. Wright de Derby, que lleva el curioso título de Experimento con un pájaro en una bomba de aire (1758).
El mismo título es toda una declaración de intenciones. Se colocaba un pájaro o cualquier animal pequeño en una vasija de vidrio, del que se extraía el aire mediante una bomba neumática. El animal moría si no se dejaba entrar aire a tiempo. Gracias al mismo lograba revivir. A veces.
Y la pintura estaba allí. Como testimonio fotográfico de los intereses por la ciencia de una época. Sólo nos separan doscientos cincuenta años.
El mismo título es toda una declaración de intenciones. Se colocaba un pájaro o cualquier animal pequeño en una vasija de vidrio, del que se extraía el aire mediante una bomba neumática. El animal moría si no se dejaba entrar aire a tiempo. Gracias al mismo lograba revivir. A veces.
Y la pintura estaba allí. Como testimonio fotográfico de los intereses por la ciencia de una época. Sólo nos separan doscientos cincuenta años.
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