¿Se ve la Gran Muralla china desde la Luna?

Me lo preguntó en la radio hace unos días un compañero: “¿Es verdad que se ve la Gran Muralla china desde la Luna?”

Dijo que había leído al respecto cosas contradictorias. Y en unos sitios decían que sí, que en efecto se ve.

En cambio en otros decían que no, que se trataba de una leyenda urbana ¿Cuál es la verdad?

Hemos de saber que por sus dimensiones, la Gran Muralla sigue siendo una construcción magnífica, a pesar de que el paso de los años haya reducido su longitud a dos "solo" mil cuatrocientos kilómetros (2400 km).

Y es que llegó a medir seis mil cuatrocientos (6400) y se necesitaron nada menos que veinte (20) siglos para construirla. Los que transcurrieron desde el siglo III aC hasta el XVII dC.

Hecha de ladrillos y piedras, su desmantelamiento se inició por sus tramos más lejanos a mano de los propios campesinos y constructores chinos, que la empleaban como cantera para sus nuevas edificaciones. Nada nuevo.

Después lo continuó el turismo. Más de diez millones de visitas anuales se encargaron de desmontarla un poco más, y poco a poco. La cosa ésta del coleccionismo, qué le vamos a hacer. Poco parece importar que la ONU la declarara en 1988 Patrimonio Mundial de la Humanidad. Veinte años ya.

Con el tiempo, su magnificencia dio pie al nacimiento de la leyenda. Según el saber popular era la única construcción humana visible desde la Luna. Yo mismo lo he visto como pregunta del Trivial. Pero no. No es cierto. En realidad, desde la Luna, apenas se perciben los contornos de los continentes.

El astronauta estadounidense A. Bean, que pisó la superficie lunar el 19 de noviembre de 1969, así lo confirmó: “Lo único que se ve desde la Luna es una hermosa esfera. Blanca en su mayor parte a causa de las nubes. Con algo de azul por los océanos. Con zonas amarillentas por los desiertos. Y alguna que otra mancha verde de vegetación. De hecho los objetos humanos, no sólo no son visibles a esa distancia (384 000 km) sino que se esfuman en cuanto te alejas unos miles de kilómetros”.

Se trata por tanto de una falsa creencia, de un tópico errado y errático del que la ciencia no ha sabido dar buena cuenta. Lo digo porque la muralla sí se ve desde el espacio. Aunque, claro, la distancia a la que nos alejemos no puede ser excesiva.

Así lo manifestaba recientemente, E. Cernan, el último astronauta que ha pisado la Luna (1972): “ ...en órbita terrestre entre 160 y 320 km, la Muralla es visible incluso a simple vista”. Es más, algo que la gente parece desconocer, la Gran Muralla no es la única obra humana que se puede apreciar.

Las pirámides de Egipto se han podido fotografiar, tanto desde la antigua MIR como desde los transbordadores espaciales a cuatrocientos kilómetros (400 km) de altura. Aunque, como dicen los astronautas, hay que saber dónde mirar.

También se puede distinguir la densidad lumínica de las grandes ciudades por la noche, las grandes e iluminadas autopistas estadounidenses, e incluso algunos trasatlánticos gigantes que navegan por los océanos.

Pero esta información mal sabida o sabida a medias, se ha ido al traste con lo que manifestó Y. Liwei, el primer astronauta chino en viajar al espacio y volver para contarlo: “La Gran Muralla china no se ve desde ahí arriba. La vista desde la cápsula es extraordinaria pero, la Muralla en ningún momento pude verla”. No la vio él.

Y es que hay que saber mirar. No hace mucho la ESA publicó unas fotografías tomadas por el satélite Proba, en las que se aprecia un segmento de la Gran Muralla.

Las fotos están tomadas desde una órbita a seiscientos kilómetros (600 km) de altura, y con una cámara de alta definición. Es una cámara en blanco y negro que tiene incorporado, eso sí, un telescopio en miniatura. Lo que le da una resolución de imagen muy superior a la del ojo humano. Ella ve lo que el ojo humano no puede.

Otro día les cuento la aventura del astronauta Liwei y el Ministerio de Educación chino. Está visto que en todas partes cuecen habas y en algunos a calderadas.