¿Por qué este mes se llama Diciembre?

Diciembre debe su nombre a que era el décimo mes (en latín, decem, 'diez') del calendario romano.

Claro que eso fue así hasta que se añadieron dos meses más al año, por decisión de Julio César, y corriera dos lugares su posición.

Hasta la actual, que es la duodécima. Un cambio que, a la vista está, no afectó a su denominación ordinal. Se sigue llamando diciembre, a pesar de que ya no ocupa el lugar diez, sino el doce.

Una paradoja más sin la menor importancia.

Como no la tiene el hecho de que nuestro actual calendario gregoriano empiece en enero, a pesar del deseo del propio Julio César, que prefería que el año arrancara en marzo, con el equinoccio de primavera.

Pero no pudo ser. Esa batalla del comienzo del año se la ganó el Senado Romano, que quería el solsticio de invierno como fecha de inicio anula. Está visto que en política como en todo, no siempre se puede ganar.

Ni aunque se sea el gran Julio César, famosos entre otras por su conocida Veni, vidi, vici.

Veni, vidi, vici

A propósito del “llegué, vi, vencí” dos puntualizaciones. La primera, histórica. En realidad son unas palabras que Plutarco atribuyó a Julio César, al vencer éste a Farnaces II, rey del Ponto, allá por el año 47.

Y la segunda, etimológica. Es errónea la forma Vini vidi vinci (derivada del latín medieval) y que, por desgracia, está muy difundida.

Sean estas líneas un granito de arena más, para desactivar su incorrecto uso.

Para acabar, y volviendo al asunto del mes en el que comienza el año, ni que decirles tengo que al planeta le importa bien poco, cuándo los humanos deciden que se inicie el año nuevo.

Ella está en lo suyo. Tardando 24 h en dar una vuelta sobre su propio eje, o sea un día. Y empleando 365 días en trasladarse alrededor del Sol, o lo que es lo mismo un año. Eso entre otras ocupaciones terráqueas.

El día en el que comience éste, y el punto de la órbita en el que ella se encuentre en ese instante, es algo que le resulta indiferente. Un asunto terrenal, más propio de los hombres.

Lo de la Tierra es girar.