Así es como a uno de mis héroes cinematográficos favoritos, James Bond, le gusta el martini. Esto es algo que todo el mundo sabe.
Lo que no es tan conocido es que la misma Royal Society of London, nada menos que la más antigua sociedad científica del Reino Unido, y una de las más antiguas de Europa (fue fundada en 1660) decidió, hace unos años, investigar las diferencias entre ambas formas de preparación martinera.
Hemos de decir que la “Royal” es una honorable y prestigiosa institución científica, a la que han pertenecido científicos de la talla de R. Boyle, T. Willis, R. Hooke, I. Newton, H. Davy, Thomson, Rutherford, y un largo etcétera.
Por lo que su dictamen, entre mezclado y agitado, tiene un peso intelectual que no se puede dejar de lado.
¿Por qué lo prefería mezclado y no agitado, el más famoso agente al servicio de Su Majestad? ¿Cambia acaso su composición? ¿Tiene un sabor diferente preparado así? Es más ¿Existe alguna explicación científica?
Interesada en el asunto como ya hemos dicho, la Royal Society delegó el trabajo en una compañía especializada en el estudio de olores y sabores de diferentes sustancias. Lo primero que hicieron los investigadores fue un rastreo literario en las bibliotecas, sobre su composición.
Y en las novelas de James Bond, escritas por Ian Fleming, encontraron diferentes preparaciones. La más repetida implicaba que el combinado alcohólico se hacía con vodka no con ginebra, era seco, sin aceituna y se preparaba agitado que no revuelto.
Una vez con esta información en su poder, se pusieron manos a la obra, ahora ya, en el laboratorio. Al finalizar las investigaciones, hicieron saber que:
1.- La composición química del martini era la misma, se mezcle en coctelera o se agite en la batidora.
2.- Por el contrario, su sabor sí cambia con la forma de prepararlo
¿Cómo es esto posible, si tienen la misma composición? Pues por raro que parezca, encontraron una explicación:
2.1.- Si sólo se le mezcla en la coctelera, entonces logramos que los distintos componentes se mezclen de una forma suave, lo que hace que el hielo no se rompa y la bebida presente un aspecto transparente.
Además el proceso de enfriamiento se realiza de forma lenta y así se prolonga su frescor.
Por último, con la mezcla, se produce un doble efecto.
De un lado, penetra aire dentro de la mezcla, lo que facilita que se disuelva mejor el vermouth y, en la boca, la mezcla tenga una textura más suave.
Y de otro, el hecho de mezclar, hace que el combinado conserve casi un 0,16% de peróxido de hidrógeno H2O2 o agua oxigenada. Un porcentaje que le confiere su suave sabor.
Bueno, pues ahí está. Transparente a la vista, frío al tacto y suave al paladar. Ése es el punto que le gusta a Bond, James Bond.
2.2.- Pero si se prepara agitado, en una batidora, la violencia de este método hará que se rompa el hielo, por lo que el martini presentará un aspecto nebuloso.
Además se enfría de forma brusca y, por tanto, se calentará antes.
Y por último, el hecho de agitar, no sólo hará que penetre menos aire, lo que le dará una sensación al paladar más pesada, sino que se reducirá su porcentaje de peróxido al 0,01%, malogrando su sabor.
De modo que ahí lo tienen. Translúcido ante nuestros ojos, templado al tacto y áspero al paladar.
Y es que un martini agitado no sabe lo mismo que uno mezclado.
Y así no es como le gusta al agente secreto con licencia para matar. De modo que precaución.
Ergo, aunque químicamente es la misma bebida en ambos casos, no resulta así fisiológicamente. Que es, al fin y al cabo, lo que cuenta. O contaba.
Digo esto porque, en la última entrega del agente 007, se siguen rompiendo tópicos que ya eran un clásico en el género bondiano.
En Quantum of Solace ya no toma martini. Ni agitado ni revuelto. Lo ha sustituido por unas cervecitas, Coca Cola Zero y otro cóctel de nombre Vesper.
Algo inimaginable hace unos años, pero esperable desde Casino Royal, cuando el nuevo Bond, al preguntarle el camarero cómo quiere que le prepare el combinado, le espeta un:
- “¿Tengo pinta de que me importe?” Revelador. Adios Martini forever.
Aclarado este punto, entre agitado y revuelto, quedan por contestar otras interrogantes sobre el agente con licencia para matar:
1) ¿Por qué nuestro agente secreto preferido toma o tomaba los martinis de vodka y no de ginebra?
2) ¿Cuál es la razón de que, en algunas circunstancias, añada unos granos de pimienta a la copa?
3) ¿Qué pinta en todo esto Dimitri Mendeleyev, padre de la tabla periódica de elementos químicos?
Tin tararan tan tantantan tin, ...
Lo que no es tan conocido es que la misma Royal Society of London, nada menos que la más antigua sociedad científica del Reino Unido, y una de las más antiguas de Europa (fue fundada en 1660) decidió, hace unos años, investigar las diferencias entre ambas formas de preparación martinera.
Hemos de decir que la “Royal” es una honorable y prestigiosa institución científica, a la que han pertenecido científicos de la talla de R. Boyle, T. Willis, R. Hooke, I. Newton, H. Davy, Thomson, Rutherford, y un largo etcétera.
Por lo que su dictamen, entre mezclado y agitado, tiene un peso intelectual que no se puede dejar de lado.
¿Por qué lo prefería mezclado y no agitado, el más famoso agente al servicio de Su Majestad? ¿Cambia acaso su composición? ¿Tiene un sabor diferente preparado así? Es más ¿Existe alguna explicación científica?
Interesada en el asunto como ya hemos dicho, la Royal Society delegó el trabajo en una compañía especializada en el estudio de olores y sabores de diferentes sustancias. Lo primero que hicieron los investigadores fue un rastreo literario en las bibliotecas, sobre su composición.
Y en las novelas de James Bond, escritas por Ian Fleming, encontraron diferentes preparaciones. La más repetida implicaba que el combinado alcohólico se hacía con vodka no con ginebra, era seco, sin aceituna y se preparaba agitado que no revuelto.
Una vez con esta información en su poder, se pusieron manos a la obra, ahora ya, en el laboratorio. Al finalizar las investigaciones, hicieron saber que:
1.- La composición química del martini era la misma, se mezcle en coctelera o se agite en la batidora.
2.- Por el contrario, su sabor sí cambia con la forma de prepararlo
¿Cómo es esto posible, si tienen la misma composición? Pues por raro que parezca, encontraron una explicación:
2.1.- Si sólo se le mezcla en la coctelera, entonces logramos que los distintos componentes se mezclen de una forma suave, lo que hace que el hielo no se rompa y la bebida presente un aspecto transparente.
Además el proceso de enfriamiento se realiza de forma lenta y así se prolonga su frescor.
Por último, con la mezcla, se produce un doble efecto.
De un lado, penetra aire dentro de la mezcla, lo que facilita que se disuelva mejor el vermouth y, en la boca, la mezcla tenga una textura más suave.
Y de otro, el hecho de mezclar, hace que el combinado conserve casi un 0,16% de peróxido de hidrógeno H2O2 o agua oxigenada. Un porcentaje que le confiere su suave sabor.
Bueno, pues ahí está. Transparente a la vista, frío al tacto y suave al paladar. Ése es el punto que le gusta a Bond, James Bond.
2.2.- Pero si se prepara agitado, en una batidora, la violencia de este método hará que se rompa el hielo, por lo que el martini presentará un aspecto nebuloso.
Además se enfría de forma brusca y, por tanto, se calentará antes.
Y por último, el hecho de agitar, no sólo hará que penetre menos aire, lo que le dará una sensación al paladar más pesada, sino que se reducirá su porcentaje de peróxido al 0,01%, malogrando su sabor.
De modo que ahí lo tienen. Translúcido ante nuestros ojos, templado al tacto y áspero al paladar.
Y es que un martini agitado no sabe lo mismo que uno mezclado.
Y así no es como le gusta al agente secreto con licencia para matar. De modo que precaución.
Ergo, aunque químicamente es la misma bebida en ambos casos, no resulta así fisiológicamente. Que es, al fin y al cabo, lo que cuenta. O contaba.
Digo esto porque, en la última entrega del agente 007, se siguen rompiendo tópicos que ya eran un clásico en el género bondiano.
En Quantum of Solace ya no toma martini. Ni agitado ni revuelto. Lo ha sustituido por unas cervecitas, Coca Cola Zero y otro cóctel de nombre Vesper.
Algo inimaginable hace unos años, pero esperable desde Casino Royal, cuando el nuevo Bond, al preguntarle el camarero cómo quiere que le prepare el combinado, le espeta un:
- “¿Tengo pinta de que me importe?” Revelador. Adios Martini forever.
Aclarado este punto, entre agitado y revuelto, quedan por contestar otras interrogantes sobre el agente con licencia para matar:
1) ¿Por qué nuestro agente secreto preferido toma o tomaba los martinis de vodka y no de ginebra?
2) ¿Cuál es la razón de que, en algunas circunstancias, añada unos granos de pimienta a la copa?
3) ¿Qué pinta en todo esto Dimitri Mendeleyev, padre de la tabla periódica de elementos químicos?
Tin tararan tan tantantan tin, ...
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