Setiembre, para algunos alumnos, suele ser un mes de noches en blanco y estudio. De nervios y exámenes. De exámenes y, claro, de fabricación de chuletas.
Chuleta, esa palabra con la que en el argot estudiantil español, se conoce al método más socorrido para aprobar exámenes sin estudiar.
Un término cuya etimología no parece estar bien precisada. De hecho se habla de hasta tres posibles orígenes.
Uno de ellos es literario y aparece en 'Un invierno en Mallorca' de la escritora George Sand. Hace alusión al término con el que los mallorquines se referían, de forma despectiva, a aquellos judíos que intentaban ocultar su origen comiendo chuletas de cerdo delante de todos. Eran malos tiempos para según qué creencias.
Una segunda raiz está ligada al noble oficio de la carpintería, donde se emplea para llamar a una especie de cuña, con la que se disimulan las grietas en la madera.
Por último, el tercero de los orígenes es madrileño. Un costumbrismo de la capital al considerar que deriva de la voz 'chulo', con la que el pueblo bajo de Madrid designaba al individuo que se preocupaba en aparentar que sabía más que nadie de cualquier cosa.
Como pueden ver, con independencia de su origen, es palmable su significado de ocultación.
De falsación de resultados con un fin de aprovechamiento particular, social o profesional.
Vamos, que llevado al terreno estudiantil, la popular chuleta sirve para aprobar deshonestamente un examen y constituye una ilegalidad o fraude. Lo que todos sabemos.
Como científico no me cabe la menor duda de que, entre examen y chuleta, hay una clara y determinista relación causa-efecto. Una es la consecuencia del otro.
Es evidente que los alumnos comenzaron a copiar, el mismo día que hicieron el primer examen. Fue inventar los profesores los exámenes y, en un pis-pas, los alumnos empezar a fabricar chuletas.
Y es que esto de las chuletas es todo un arte que, como veremos, ha devenido en ciencia.(Continuará).
Chuleta, esa palabra con la que en el argot estudiantil español, se conoce al método más socorrido para aprobar exámenes sin estudiar.
Un término cuya etimología no parece estar bien precisada. De hecho se habla de hasta tres posibles orígenes.
Uno de ellos es literario y aparece en 'Un invierno en Mallorca' de la escritora George Sand. Hace alusión al término con el que los mallorquines se referían, de forma despectiva, a aquellos judíos que intentaban ocultar su origen comiendo chuletas de cerdo delante de todos. Eran malos tiempos para según qué creencias.
Una segunda raiz está ligada al noble oficio de la carpintería, donde se emplea para llamar a una especie de cuña, con la que se disimulan las grietas en la madera.
Por último, el tercero de los orígenes es madrileño. Un costumbrismo de la capital al considerar que deriva de la voz 'chulo', con la que el pueblo bajo de Madrid designaba al individuo que se preocupaba en aparentar que sabía más que nadie de cualquier cosa.
Como pueden ver, con independencia de su origen, es palmable su significado de ocultación.
De falsación de resultados con un fin de aprovechamiento particular, social o profesional.
Vamos, que llevado al terreno estudiantil, la popular chuleta sirve para aprobar deshonestamente un examen y constituye una ilegalidad o fraude. Lo que todos sabemos.
Como científico no me cabe la menor duda de que, entre examen y chuleta, hay una clara y determinista relación causa-efecto. Una es la consecuencia del otro.
Es evidente que los alumnos comenzaron a copiar, el mismo día que hicieron el primer examen. Fue inventar los profesores los exámenes y, en un pis-pas, los alumnos empezar a fabricar chuletas.
Y es que esto de las chuletas es todo un arte que, como veremos, ha devenido en ciencia.(Continuará).
porque no pones como hacer chuletas
ResponderEliminarEn ello estoy.
ResponderEliminarGracias.