A principios del siglo pasado, en 1901, fue hallado en el fondo del Mediterráneo, cerca de la isla griega de Antiquitera, un extraño artefacto metálico.
Una maquinaria que resultó ser nada menos que una primitiva calculadora, fabricada en el siglo II a.C.
Este milenario aparato servía para seguir el movimiento de los cuerpos celestes, poder predecir eclipses y estudiar distintos fenómenos de nuestra bóveda celeste. Lo que está bien.
Una maquinaria que resultó ser nada menos que una primitiva calculadora, fabricada en el siglo II a.C.
Este milenario aparato servía para seguir el movimiento de los cuerpos celestes, poder predecir eclipses y estudiar distintos fenómenos de nuestra bóveda celeste. Lo que está bien.
Un prodigio científico y técnico que fue llamado Mecanismo o Maquinaria de Antiquitera, formado por un complicado juego de ruedas con dientes de bronce, esferas e inscripciones y que sigue sorprendiendo aún hoy, más de un siglo después de su descubrimiento.
La última sorpresa ha venido de la mano de la prestigiosa revista Nature. Según una reciente publicación, dicho mecanismo servía también para señalar la fecha de los Juegos.
Sí, era una especie de reloj astronómico que permitía calcular cuándo se celebrarían los próximos JJOO. Y de eso hace ya 23 siglos.
Está visto que el hombre siempre ha sido igual de inteligente que ahora. Otra cosa es la tecnología de cada época.
A esta sorprendente conclusión olímpica se ha podido llegar gracias a la novedosa “Tecnología tridimensional de rayos X”.
Con ella los investigadores han llegado a descifrar unas pequeñas inscripciones en la maquinaria, que muestran bien a las claras su papel olímpico.
Por ejemplo, aparece el nombre de Nemea, cerca de una pequeña esfera del mecanismo. Como sabemos, Nemea, fue una de las localidades más importantes donde se celebraron uno de los antiguos JJOO.
También está escrito el de la ciudad de Olimpia. Y lo más sorprendente. Muestra el ciclo de cuatro años de los antiguos juegos griegos, incluyendo a los propios Juegos Olímpicos que empezaban con la luna llena más cercana al solsticio de verano.
Extraordinario, si pensamos que fue diseñada hace veintitrés siglos.
Una prueba del extraordinario despliegue de conocimientos astronómicos y del desarrollo técnico que supone la existencia de esta maquinaria de Antiquitera, la tenemos en el hecho de que en Occidente, aparatos de tal complejidad no se conocieron hasta la aparición de los relojes en las catedrales medievales.
Es decir doce siglos después. O sea que muy bien por ella. Estoy pensando que la milenaria Antiquitera bien merece un ‘enroque de ciencia’. Tomo nota en mi moleskine.
i muy inteligente!
ResponderEliminarSí Carol. Está visto que para algu nas cosas no hay nada como los clásicos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario