¿Qué ocurrió realmente ese día diez de setiembre?
(Continuación) Pues sólo se dio el primer paso del experimento. Lo único que se hizo fue probarlo. Primero se pusieron en circulación, durante una hora, un haz de protones inyectados en el sentido de las agujas del reloj.
Cuentan que, tras su primera vuelta, el responsable del proyecto gritó eufórico: “Ahí está”. Fueron las primeras palabras, como una nueva y moderna versión del clásico “Eureka”.
Dos horas después se volvió a probar, ahora en sentido contrario, con otro paquete protónico similar. Unos mil millones de protones circularon con idéntico y exitoso resultado.
En ambos casos la energía que tenían los haces de protones eran del mismo orden que la energía cinética de un Boeing 747 volando a 600 km/h. Cosa seria.
Y poco más se hizo. Como sabemos, todos los componentes y sistemas fundamentales del LHC funcionaron según lo previsto. De modo que al final todos brindaron con champán.
Por poner un símil, a mí me parece que lo del otro día fue algo parecido a la vuelta de reconocimiento que dan los pilotos de Fórmula 1, antes de empezar la carrera. Más o menos así me lo imagino yo.
Se trata de una temperatura algo más baja que la del actual espacio exterior y similar a la espacial existente, momentos antes del Big Bang.
En la imagen uno de los dibujos de una patente del ciclotrón (1934) de Ernest O. Lawrence, padre de los actuales aceleradores de partículas.
Se calcula que la masa de los imanes enfriadas alcanza las 40 000 t y pueden almacenar una energía equivalente a la que tendría un portaviones desplazándose a 40 km/h. A plena potencia, los haces darán unas 11 000 vueltas por segundo al anillo que recordemos tiene 27 km de longitud. Un ritmo trepidante.
Pero como nunca está de más ser prudente, no olvide que en las nuevas pruebas, previstas para el próximo 26 de octubre, el LHC alcanzará su máxima potencia. Así que caución hasta entonces.
La razón de temer el fin del mundo para ese día, se basaba en la hipótesis de que, con el experimento, se podrían crear agujeros negros. Lo que es cierto. Pero no lo es menos que los microscópicos agujeros negros que pudieran crearse, tendrían poco menos que la energía de un mosquito en vuelo.
Así que tranquilo. Se trata de una hipótesis extravagante más, ya que la misma naturaleza produce a diario en nuestro planeta, colisiones de rayos cósmicos energéticamente muy superiores a las del LHC.
Con su descubrimiento se podrían dar explicaciones a cuestiones abiertas como: el origen de la masa, la existencia de la antimateria y la causa de su aparente desequilibrio con la materia ordinaria. (Continuará)
Cuentan que, tras su primera vuelta, el responsable del proyecto gritó eufórico: “Ahí está”. Fueron las primeras palabras, como una nueva y moderna versión del clásico “Eureka”.
Dos horas después se volvió a probar, ahora en sentido contrario, con otro paquete protónico similar. Unos mil millones de protones circularon con idéntico y exitoso resultado.
En ambos casos la energía que tenían los haces de protones eran del mismo orden que la energía cinética de un Boeing 747 volando a 600 km/h. Cosa seria.
Y poco más se hizo. Como sabemos, todos los componentes y sistemas fundamentales del LHC funcionaron según lo previsto. De modo que al final todos brindaron con champán.
Por poner un símil, a mí me parece que lo del otro día fue algo parecido a la vuelta de reconocimiento que dan los pilotos de Fórmula 1, antes de empezar la carrera. Más o menos así me lo imagino yo.
¿Cómo se consiguió alcanzar esa casi lumínica velocidad?
Estas partículas subatómicas se aceleran gracias a la fuerza electromagnética que generan un total de 9 300 portentosos electroimanes superconductores, mantenidos en alto vacío y enfriados con helio a presión, aproximadamente a -271 ºC (unos 2 K).Se trata de una temperatura algo más baja que la del actual espacio exterior y similar a la espacial existente, momentos antes del Big Bang.
En la imagen uno de los dibujos de una patente del ciclotrón (1934) de Ernest O. Lawrence, padre de los actuales aceleradores de partículas.
Se calcula que la masa de los imanes enfriadas alcanza las 40 000 t y pueden almacenar una energía equivalente a la que tendría un portaviones desplazándose a 40 km/h. A plena potencia, los haces darán unas 11 000 vueltas por segundo al anillo que recordemos tiene 27 km de longitud. Un ritmo trepidante.
¿Es peligroso para el planeta su funcionamiento?
Estará conmigo en que si lo está leyendo, la puesta en marcha del LHC no ha traído consigo el fin del mundo, ni nada que se le parezca. Es más, habría que pensar que su éxito puede suponer el principio del comienzo. Ya les contaré.Pero como nunca está de más ser prudente, no olvide que en las nuevas pruebas, previstas para el próximo 26 de octubre, el LHC alcanzará su máxima potencia. Así que caución hasta entonces.
La razón de temer el fin del mundo para ese día, se basaba en la hipótesis de que, con el experimento, se podrían crear agujeros negros. Lo que es cierto. Pero no lo es menos que los microscópicos agujeros negros que pudieran crearse, tendrían poco menos que la energía de un mosquito en vuelo.
Así que tranquilo. Se trata de una hipótesis extravagante más, ya que la misma naturaleza produce a diario en nuestro planeta, colisiones de rayos cósmicos energéticamente muy superiores a las del LHC.
¿Qué objetivos se plantea alcanzar el LHC?
No se quedan cortos los científicos plateándose objetivos a lograr. Uno de ellos es encontrar el teórico Bosón de Higgs y que ha sido imposible con otros aceleradores menos potentes. La última pieza del rompecabezas que es el “Modelo Estandar”, donde los físicos han ido colocando las partículas según se descubrían.Con su descubrimiento se podrían dar explicaciones a cuestiones abiertas como: el origen de la masa, la existencia de la antimateria y la causa de su aparente desequilibrio con la materia ordinaria. (Continuará)
El Mejor Video que ví sobre el LHC en internet, lástima que estuvo en inglés y no pude captar toda la información.
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