Condicionantes personales y profesionales me impidieron el miércoles pasado escribir sobre lo que era la ineludible actualidad científica. Como soy de la opinión que más vale tarde que nunca, con mis disculpas por delante y sin más preámbulo me pongo manos a la obra.
Lo sucedido el pasado 10 de setiembre de 2008 es, no lo dude, un hecho científico sin parangón en la historia de la ciencia. Ese día empezó a funcionar el mayor acelerador de partículas del mundo, conocido como Gran Colisionador de Hadrones (LHC).
Con él arranca lo que algunos catalogan como el más importante experimento científico del siglo. Lo que bien puede ser, aunque no hay que perder de vista que el siglo XXI no ha hecho más que empezar. Por lo que convendría ser prudente y dar tiempo al tiempo. De modo que ya veremos.
Unos llaman a semejante artefacto la “máquina del Big Bang”, mientras que otros se refieren a él como el “acelerador del fin del mundo”. Lo que no deja de ser contradictorio: principio para unos y final para otros.
Para estotros, con este dispositivo se busca la gloria de Dios, de la misma forma que en la segunda mitad del siglo XII, se construían inmensas y bellas catedrales con el único fin de adorarlo. Lo que no deja de ser curioso, afirman que con él encontraremos el bosón de Higgs.
Que para entendernos, viene a ser en ciencia algo así como la “partícula de Dios” en creencia. Lo que no es poco. Y por último, para esotros, lo que en realidad haremos es meternos de lleno en un agujero negro, por el que nos sumiremos provocando nuestro fin. Alea jacta est. Preocupante.
Aunque como pueden ver hay opiniones para todos los gustos, lo cierto es que no parece un asunto menor éste del LHC. Por lo que convendría saber algo sobre él.
Y con ese objetivo iniciamos aquí una especie de prontuario que dé respuestas a preguntas del tipo: ¿Qué es el LHC? ¿Dónde está y cómo es? ¿Qué ocurrió realmente ese día diez de setiembre? ¿Qué objetivos tiene el LHC? ¿Cómo funciona? ¿Qué son el bosón de Higgs y la partícula de Dios?
Y otras más que sin duda se nos ocurrirán. Y como principio quieren las cosas, ahí va la primera entrega:
Se espera puedan ser desvelados algunos de los misterios que rodean, tanto al inicio del Universo y las leyes que rigen esos procesos, como al origen de la materia y sus componentes.
Y por supuesto sus hallazgos podrían contribuir a la evolución y desarrollo de aplicaciones en diversos ámbitos: radiofármacos que ayuden a detectar tumores, terapia de hadrones como alternativa a la radioterapia, técnicas para la generación limpia de energía, etcétera.
Se piensa que, del mismo modo que las pirámides de Egipto en la Antigüedad y las grandes catedrales románicas y góticas hicieron evolucionar las técnicas arquitectónicas, los descubrimientos derivados del LHC nos podrían dar una nueva forma de ver el Universo.
Otra visión del mismo. No se trata, por tanto, de producir energía con el experimento, sino de generar conocimiento.
Lo que, para que nos hagamos una idea, conforma una gigantesca circunferencia subterránea con un diámetro de 8,6 km. Una aproximación de sus dimensiones nos la puede dar el hecho de que el tamaño de los pozos, que hubo que excavar para bajar todos sus componentes, hubieran permitido bajar una catedral de una sola pieza. Lo que no está nada mal.
Por no abrumarles, sólo les doy unos datos numéricos más. En su proceso de construcción y funcionamiento se han tardado cerca de 20 años; invertido más de 8000 millones de euros; participado veinte países europeos, entre ellos España y trabajado unos 10 000 expertos.
Es sin duda el gran proyecto europeo de la física de alta energía, en el que el hombre tiene depositado gran parte de su futuro. Les dejo con un vídeo.(Continuará).
Lo sucedido el pasado 10 de setiembre de 2008 es, no lo dude, un hecho científico sin parangón en la historia de la ciencia. Ese día empezó a funcionar el mayor acelerador de partículas del mundo, conocido como Gran Colisionador de Hadrones (LHC).
Con él arranca lo que algunos catalogan como el más importante experimento científico del siglo. Lo que bien puede ser, aunque no hay que perder de vista que el siglo XXI no ha hecho más que empezar. Por lo que convendría ser prudente y dar tiempo al tiempo. De modo que ya veremos.
Unos llaman a semejante artefacto la “máquina del Big Bang”, mientras que otros se refieren a él como el “acelerador del fin del mundo”. Lo que no deja de ser contradictorio: principio para unos y final para otros.
Para estotros, con este dispositivo se busca la gloria de Dios, de la misma forma que en la segunda mitad del siglo XII, se construían inmensas y bellas catedrales con el único fin de adorarlo. Lo que no deja de ser curioso, afirman que con él encontraremos el bosón de Higgs.
Que para entendernos, viene a ser en ciencia algo así como la “partícula de Dios” en creencia. Lo que no es poco. Y por último, para esotros, lo que en realidad haremos es meternos de lleno en un agujero negro, por el que nos sumiremos provocando nuestro fin. Alea jacta est. Preocupante.
Aunque como pueden ver hay opiniones para todos los gustos, lo cierto es que no parece un asunto menor éste del LHC. Por lo que convendría saber algo sobre él.
Y con ese objetivo iniciamos aquí una especie de prontuario que dé respuestas a preguntas del tipo: ¿Qué es el LHC? ¿Dónde está y cómo es? ¿Qué ocurrió realmente ese día diez de setiembre? ¿Qué objetivos tiene el LHC? ¿Cómo funciona? ¿Qué son el bosón de Higgs y la partícula de Dios?
Y otras más que sin duda se nos ocurrirán. Y como principio quieren las cosas, ahí va la primera entrega:
¿Qué es el LHC y para qué se ha construido?
El Gran Colisionador de Hadrones es el mayor y más potente acelerador de partículas del mundo. Con él se ponen en movimiento haces de protones a una velocidad próxima (99,9%) a la de la luz, que se harán colisionar entre sí y de cuyos choques se extraerá una información, que bien podría revolucionar la física de partículas elementales.Se espera puedan ser desvelados algunos de los misterios que rodean, tanto al inicio del Universo y las leyes que rigen esos procesos, como al origen de la materia y sus componentes.
Y por supuesto sus hallazgos podrían contribuir a la evolución y desarrollo de aplicaciones en diversos ámbitos: radiofármacos que ayuden a detectar tumores, terapia de hadrones como alternativa a la radioterapia, técnicas para la generación limpia de energía, etcétera.
Se piensa que, del mismo modo que las pirámides de Egipto en la Antigüedad y las grandes catedrales románicas y góticas hicieron evolucionar las técnicas arquitectónicas, los descubrimientos derivados del LHC nos podrían dar una nueva forma de ver el Universo.
Otra visión del mismo. No se trata, por tanto, de producir energía con el experimento, sino de generar conocimiento.
¿Dónde está y cómo es?
Construido bajo la frontera suizo-francesa cerca de Ginebra, se encuentra a una profundidad media de 100 m (entre 50 y 120 m) y consiste en un túnel con forma de anillo de unos 27 km de longitud.Lo que, para que nos hagamos una idea, conforma una gigantesca circunferencia subterránea con un diámetro de 8,6 km. Una aproximación de sus dimensiones nos la puede dar el hecho de que el tamaño de los pozos, que hubo que excavar para bajar todos sus componentes, hubieran permitido bajar una catedral de una sola pieza. Lo que no está nada mal.
Por no abrumarles, sólo les doy unos datos numéricos más. En su proceso de construcción y funcionamiento se han tardado cerca de 20 años; invertido más de 8000 millones de euros; participado veinte países europeos, entre ellos España y trabajado unos 10 000 expertos.
Es sin duda el gran proyecto europeo de la física de alta energía, en el que el hombre tiene depositado gran parte de su futuro. Les dejo con un vídeo.(Continuará).
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