Parece lógico pensar que los medios de comunicación han ser uno de los vehículos por los que nos debe llegar la información científica, divulgación de ciencia, una vez que hemos abandonado el Sistema Educativo.
Una divulgación que ofrezca a un público interesado unos conocimientos científicos mínimos, que le permitan diferenciar lo que es cierto, por estar basado en pruebas objetivas científicas, de lo que es sólo credulidad -cuando no engaño- por estar basado en evidencias subjetivas acríticas.
Lo que por desgracia no suele ocurrir a menudo. Todo lo contrario. Buena prueba es el vídeo que les traigo. Es del programa Objetivo Euskadi de ETB (10 de abril) donde "el boticario de la abuela” un tal Txumari Alfaro hacía apología de una práctica asquerosa: la urinoterapia, consistente en la ingesta de la propia orina como la mejor de las medicinas. Lo ven y después continuamos.
¿Ya? ¿Qué tal el cuerpo? ¿Interesado en conocer la verdad del asunto? Pues lean que se lo cuento en una manita.
- ¿Eso que tiene que ver? La urea es tan solo uno de los muchos compuestos que forman la orina, de modo que no todo lo que contiene urea es orina ¿Entonces a qué viene la asociación?
- ¿Desde cuando las cremas que se pueden aplicar en la piel, también se pueden ingerir? ¿Conoce usted alguna? Increíble ignorancia charlatana.
En primer lugar habrá que comprobar lo que de cierto tiene dicha afirmación. Y en segundo lugar, no me vale que una acción sea buena por el mero hecho de que, supuestamente, la haga muchas gentes. No me pidan que les ponga ejemplos, por favor.
Sí he encontrado los que hablan de Horace Wells y el uso que, en la década de 1840, hizo del llamado “gas de la risa”, óxido de nitrógeno(I), N2O. Lo que todo el mundo sabe, vamos. Lo que les dije, un charlatán ignaro e indocumentado.
Es evidente que pretende darle crédito a la práctica y, dicho así, parece que lo consigue. Pero, claro, se me ocurren tres objeciones:
- No hay ninguna prueba de que Gandhi ingiriera su orina; es por tanto una afirmación gratuita.
- Ghandi nunca recibió el Premio Nobel, ni siquiera por beberse su agüita amarilla. No hay más que consultarlo, y aunque lo fuera,
- ¿Por qué extraña razón, todo lo que haga un Premio Nobel ha de ser bueno? ¿Y si además es cleptómano, pederasta, alcohólico o drogadicto? ¿El hecho de ser Nobel hace buenos esos hábitos? Usted mismo.
¿Se puede ser tan ignorante, mostrenco e ilecto como parece serlo el tal Alfaro? O acaso no lo es y…
¿En qué estaba pensando la periodista cuando oía esas respuestas? O no pensaba…
¿Cómo es posible que una televisión pública dedique nuestro dinero a programas semejantes? ¡Qué banda, Señor!
Una divulgación que ofrezca a un público interesado unos conocimientos científicos mínimos, que le permitan diferenciar lo que es cierto, por estar basado en pruebas objetivas científicas, de lo que es sólo credulidad -cuando no engaño- por estar basado en evidencias subjetivas acríticas.
Lo que por desgracia no suele ocurrir a menudo. Todo lo contrario. Buena prueba es el vídeo que les traigo. Es del programa Objetivo Euskadi de ETB (10 de abril) donde "el boticario de la abuela” un tal Txumari Alfaro hacía apología de una práctica asquerosa: la urinoterapia, consistente en la ingesta de la propia orina como la mejor de las medicinas. Lo ven y después continuamos.
¿Ya? ¿Qué tal el cuerpo? ¿Interesado en conocer la verdad del asunto? Pues lean que se lo cuento en una manita.
Uni
Empezaré tirando del sentido común. Si en todos los animales, heces y orina, no son más que el residuo metabólico que queda de los alimentos tras haberle extraído sus nutrientes y energía, ¿qué sentido tiene que lo volvamos a ingerir? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué raro, no? No lo comprendo ¿Y usted?Doli
Ahora continúo con el vídeo, pero empezando por el final. Cuando trata de darle normalidad a esta cochinada, dejando caer que todos nos hemos puesto alguna que otra vez orina en la piel. Argumento: muchas de las cremas contienen urea. Lo cual es cierto, pero yo pregunto:- ¿Eso que tiene que ver? La urea es tan solo uno de los muchos compuestos que forman la orina, de modo que no todo lo que contiene urea es orina ¿Entonces a qué viene la asociación?
- ¿Desde cuando las cremas que se pueden aplicar en la piel, también se pueden ingerir? ¿Conoce usted alguna? Increíble ignorancia charlatana.
Trili
¿Y lo de que esta práctica parece que es frecuente en China? Poco que decir a semejante simpleza, de la que quiere inferir que es buena porque muchos chinos beben su propia orina.En primer lugar habrá que comprobar lo que de cierto tiene dicha afirmación. Y en segundo lugar, no me vale que una acción sea buena por el mero hecho de que, supuestamente, la haga muchas gentes. No me pidan que les ponga ejemplos, por favor.
Catoli
Respecto a la afirmación de este charlatán del pis, de que una pócima hecha con orina y manzana, es la base química de la anestesia, y que eso está escrito en los libros de historia de medicina, yo la verdad, tengo que decirles que no la he encontrado en ninguno, ni en ningún sitio. Ni el menor rastro del "pis anestesiador".Sí he encontrado los que hablan de Horace Wells y el uso que, en la década de 1840, hizo del llamado “gas de la risa”, óxido de nitrógeno(I), N2O. Lo que todo el mundo sabe, vamos. Lo que les dije, un charlatán ignaro e indocumentado.
Quili
Ya acabo, y lo hago por el principio del vídeo. Donde este autollamado curandero dice que I. Ghandi era un asiduo de esta práctica, lo que es un argumento a favor de esta terapia dado que, no en vano, ganó un Premio Nobel.Es evidente que pretende darle crédito a la práctica y, dicho así, parece que lo consigue. Pero, claro, se me ocurren tres objeciones:
- No hay ninguna prueba de que Gandhi ingiriera su orina; es por tanto una afirmación gratuita.
- Ghandi nunca recibió el Premio Nobel, ni siquiera por beberse su agüita amarilla. No hay más que consultarlo, y aunque lo fuera,
- ¿Por qué extraña razón, todo lo que haga un Premio Nobel ha de ser bueno? ¿Y si además es cleptómano, pederasta, alcohólico o drogadicto? ¿El hecho de ser Nobel hace buenos esos hábitos? Usted mismo.
¿Se puede ser tan ignorante, mostrenco e ilecto como parece serlo el tal Alfaro? O acaso no lo es y…
¿En qué estaba pensando la periodista cuando oía esas respuestas? O no pensaba…
¿Cómo es posible que una televisión pública dedique nuestro dinero a programas semejantes? ¡Qué banda, Señor!
No sabía lo de la urinoterapia. Qué cara la del Alfaro.
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