Para Heinlein, el famoso 666, no es el número seiscientos sesenta y seis. No.
Es la forma de encubrir la expresión matemática: seis elevado a sexta potencia y vuelto a elevar a la sexta potencia.
Y representa, nada menos, que el número de universos posibles.
Este es el tema de la novela de Robert A. Heinlein (1907-1988), el escritor estadounidense de ciencia ficción más galardonado de todos los tiempos.
Ha ganado cuatro premios Hugo y está considerado entre los tres mejores de todos los tiempos (junto a I. Asimov y A.C. Clarke).
Fue elegido en 1974 Gran Maestro por la Asociación de escritores de ciencia ficción y fantasía de Estados Unidos (SFWA), convirtiéndose así en el primer galardonado con esta distinción.
Con una sólida formación en ciencia, es riguroso en lo que concierne a la base científica de sus escritos de ficción. Incluso sus historias de fantasía están dotadas de una estructura lógica-científica.
En lo que respecta a las temáticas, fue de los primeros que abordó el individualismo, la política, la economía, la lingüística, la sociología y la genética, etc. En él es un tema recurrente poner en tela de juicio las costumbres contemporáneas, culturales, sociales, sexuales, etc.
Todo es abordable y cuestionable, por supuesto. Suele describir sociedades con unos ideales bastante alejados de los de la sociedad occidental de su época. Es lo que ocurre, por ejemplo en ‘El número de la bestia’.
Hay que cuidar no sólo el fondo, también las formas son importantes. Es lo que diferencia a la buena ciencia-ficción.
Es la forma de encubrir la expresión matemática: seis elevado a sexta potencia y vuelto a elevar a la sexta potencia.
Y representa, nada menos, que el número de universos posibles.
Este es el tema de la novela de Robert A. Heinlein (1907-1988), el escritor estadounidense de ciencia ficción más galardonado de todos los tiempos.
Ha ganado cuatro premios Hugo y está considerado entre los tres mejores de todos los tiempos (junto a I. Asimov y A.C. Clarke).
Fue elegido en 1974 Gran Maestro por la Asociación de escritores de ciencia ficción y fantasía de Estados Unidos (SFWA), convirtiéndose así en el primer galardonado con esta distinción.
Con una sólida formación en ciencia, es riguroso en lo que concierne a la base científica de sus escritos de ficción. Incluso sus historias de fantasía están dotadas de una estructura lógica-científica.
En lo que respecta a las temáticas, fue de los primeros que abordó el individualismo, la política, la economía, la lingüística, la sociología y la genética, etc. En él es un tema recurrente poner en tela de juicio las costumbres contemporáneas, culturales, sociales, sexuales, etc.
Todo es abordable y cuestionable, por supuesto. Suele describir sociedades con unos ideales bastante alejados de los de la sociedad occidental de su época. Es lo que ocurre, por ejemplo en ‘El número de la bestia’.
Hay que cuidar no sólo el fondo, también las formas son importantes. Es lo que diferencia a la buena ciencia-ficción.
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