Un vecino de San Roque ha solicitado una indemnización por la muerte de una de sus vacas, producida cuando huía del acoso sexual de un burro, propiedad de la Corporación Municipal.
El asunto se remonta a cuando los munícipes de la localidad gaditana decidieron adquirir un burro, para el belén viviente que instalan todos los años por Navidad.
El resto del año el animal está en una finca, que linda con la del propietario de la vaca muerta, lugar donde se produjo el luctuoso sucedido.
El asunto se remonta a cuando los munícipes de la localidad gaditana decidieron adquirir un burro, para el belén viviente que instalan todos los años por Navidad.
El resto del año el animal está en una finca, que linda con la del propietario de la vaca muerta, lugar donde se produjo el luctuoso sucedido.
El vaquero alega que el burro entró en su terreno persiguiendo a la vaca con intenciones deshonestas y que ésta, al tratar de escapar del acoso, cayó por un terraplén, lo que le provocó la muerte.
Claro que ésa es su versión. El Ayuntamiento considera que fue la vaca la que provocó, lascivamente, al burro. En boca del concejal José Lara: “... mire usted, se trata de un burro joven, con mucha fuerza, y claro, al salir la vaca completamente desnuda con las tetas al aire, pues igual el animal se salió de madre y embistió. Eso hay que comprenderlo”. Pues claro que sí, hombre.
Aún no se ha pronunciado la Justicia. No es fácil decidir si hubo burricie acoso o provocación vacuna. Al fin y al cabo, cosas de animales. Sin comentario las manifestaciones del solidario y estulto munícipe. Otro animal.
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