jueves, 4 de enero de 2018

Rudolph, el reno. Leyenda (y 2)


(Continuación) Un reno que según cuenta la historia del publicista May, no fue bien aceptado al principio por el resto de la manada, dada la extravagancia de su nariz que no dejaba de emitir una brillante luz de color rojo ¿Quién había visto nunca un reno con una nariz así?
No, lo mejor es que no formara parte de la tradicional comitiva de ocho (8) renos que tiraban del trineo de nada menos que Papá Noel. Y así fue hasta una Navidad en la que se desató una tormenta de nieve tal, que era imposible que el trineo saliera para repartir los regalos, dado que no se veía absolutamente nada. Nada de nada.
Entonces fue que Papá Noel se fijó en él y pensó que gracias a la luz que emitía su roja nariz, podría ver el camino por el cielo. Y ni corto ni perezoso lo puso en cabeza, al frente de los demás, para que iluminara el difícultoso viaje. 
Desde entonces, aunque no haya tormentas de nieve, los renos voladores del trineo son nueve (9) y delante de todos va Rudolph con su brillante nariz roja iluminando el camino al resto y haciendo que los regalos lleguen a tiempo. Cierro paréntesis.
Y vuelvo al cuento de May que desde el mismo momento que se publicó fue un éxito año tras año, pues el personaje del reno de nariz roja se hizo muy popular y el preferido de los niños.Para que se hagan una idea tan solo siete años después, en 1946, se habían editado más de seis millones (6 000 000) de ejemplares.

Un éxito editorial que de alguna manera estaba basado en el poema del trineo llevado por renos del profesor Clement Clarke Moore, y si fijan en las fechas, a lo mejor caen en la cuenta de que también pudo influir en el reconocimiento de la autoría, aparte del amor paternal de satisfacer a sus hijos, la cuestión crematística. Pecunia non olet, nos dice otro clásico.
A veces estas cosas son así. No en vano somos humanos, demasiado humanos a veces, nos dice el filósofo. Y aclarado, en la medida de mis posibilidades y los intereses de la entrada, el origen de nuestro reno, vamos a lo que nos ha traido hasta aquí desde que iniciamos este recorrido la semana pasada.
¿Puede existir un reno como Rudolph con el hocico rojo y luminiscente?
Sin duda, desde el campo de la ciencia, no es una pregunta de respuesta fácil y breve. Pero por no dejarles así, con la miel en los labios, vaya por delante que los renos no tienen los hocicos rojos y mucho menos brillantes. Ya está dicho.
Sin embargo, estudios comparativos realizados sobre morfología funcional de la microcirculación nasal en humanos y en renos, permiten explicar que al menos los tengan rosados de manera natural. Algo es algo.
Y en lo que respecta a que sean hocicos brillantes, por ahora les dejo con un guiño científico al cuento, al fin y al cabo estamos en Navidad. El estado actual de la biotecnología y en concreto el de cierta técnica de edición genética, aunque poco probable, podría hacer posible la existencia artificial de un reno como Rudolph.
Si, las ciencias avanzan que es una barbaridad. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas




3 comentarios :

alumnos de ESO dijo...

Estaría bien que editara una entrada a modo de índice con todo lo relacionado con Papá Noel, Rudolph y los trineos.

Gonzalo dijo...

Hay seres vivos que si tienen bioluminiscencia como bien indican en la Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Bioluminiscencia

Jaime dijo...

Lo puedes leer también en su entrada http://enroquedeciencia.blogspot.com.es/2017/02/que-es-la-bioluminiscencia-1.html de hace unos meses.