martes, 5 de septiembre de 2017

Chanel nº 5 y Química

(Continuación) Un perfume compuesto a partir de al menos cuatro (4) flores, a saber.
Las flores de Chanel nº 5
Una. La verdosa-amarillenta o en ocasiones rosa, flor del ylang-ylang, un árbol oriundo de la India, Java y Filipinas del que se extrae un aceite esencial. Otra. La flor de azahar, asociada normalmente a la del naranjo aunque también a la del limón y el cidro, que nos ofrece por destilación aceite esencial. 
Estotra. La rosa, la flor del rosal de la que como en las anteriores se extraeaceite esencial que se utiliza en perfumería y cosmética, aunque también tiene usos medicinales (fitoterapia) y gastronómicos. Y esotra. El jazmín, tan apreciado en Andalucía como objeto de adorno en el pelo, para ahuyentar a los mosquitos, para extraer aceite esencial o para fabricar té.
Mi abuela María tenía plantados cuatro arbustos en el patio de su casa, de los que cada tarde mandaba coger jazmines un poco antes de que se abrieran las flores. Con ellas hacían moñas para el pelo, las colocaban en la mesita de noche, fabricaban esencias, etcétera.
Como seguro saben con la expresión aceite esencial se hace referencia a una mezcla de varias sustancias químicas biosintetizadas por las plantas. Mezcla porque, por lo general, cada aceite esta formado por al menos un centón (100) de compuestos químicos diferentes: aldehídos, fenoles, óxidos, terpenos, etcétera.
Chanel, 1921
Pero volviendo a nuestro perfume, el Chanel nº 5, les dije que su composición fue toda una revolución química en la industria aromática y ahora les completo que desde entonces, ésta no ha sufrido grandes cambios. De hecho ni siquiera su característico y reconocible envase, inspirado en la arquitectónica idea de “menos es más”.
Y desde ese mayo de 1921 el número 5 es uno de los perfumes más deseados por las mujeres del mundo, incluidas las estadounidenses, que para ciertos detalles de la moda son un punto aparte. A este respecto es muy probable que en este éxito comercial, contribuyera la impagable promoción que le hiciera la Monroe, con la archiconocida entrevista.
Aquella en la que un periodista le preguntó lápiz en mano y picardía en boca : “¿Qué se pone para dormir?”. A lo que ella, entre ingenua y traviesa, contestó en un susurro: “Me pongo la radio”.
Repuesto de la respuesta, el periodista afiló la punta del lápiz y no se mordió la lengua: “¿Y con qué se viste para acostarse?”. Y ahí es cuando la mítica actriz contestó, con tono pícaro y sugerente: “Sólo unas gotas de Chanel nº 5”. En fin. El resto es historia, más o menos conocida.
Marilyn murió sola en su dormitorio y en su tumba, nadie puso el epitafio que ella quería: “Aquí yace M. M. 87-52-83”. Jamás dejamos de cambiar quienes somos.
 

Posdata
Repasando las últimas entradas redactadas para el blog me percato de que he empleado en más de una ocasión los términos coincidencia y casualidad y claro, ya me conocen, la pregunta está servida: ¿Existe la casualidad? ¿Y la coincidencia?
Por otro lado en lo que respecta al posible nexo entre Marilyn y Albert, les transcribiré lo que al respecto escribí en el libro ‘100 citas comentadas de ciencia’ (2016). Continúo por aquí



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