miércoles, 20 de septiembre de 2017

Acerca del búho y la vaca

(Continuación) Pero más allá de esta pedagógica declaración de intenciones, perdonen la deriva profesional, hay preguntas por responder, que son más de las de andar por casa.
Me refiero a cuitas como: ¿Es real el hecho o se trata de una leyenda urbana, de un bulo? Y el niño, ¿quién era? ¿Qué edad tenía? ¿Dónde residía? ¿Qué nota le puso el profesor al ejercicio de redacción? ¿Le dieron el título en junio?
En fin, son preguntas curiosonas cuyas correctas respuestas no carecen en absoluto de enjundia académica. Unas respuestas que andan en busca de autor y que dejo a su consideración querido lector, por si tiene a bien responderlas.
En cualquier caso, mientras éstas llegan, les ofrezco lo que sé sobre el divertido contrapunto del ave y el mamífero que es uno de esos que, puesto en contexto, bien podría pertenecer al tipo “Todo lo que sé, lo escribo”. Los docentes sabrán a qué me refiero.
Tengo constancia personal de la existencia de este escrito desde la primera mitad de los años ochenta del pasado siglo XX, ya que pululaba en formato impreso por el mundillo docente, donde su lectura provocaba cuando menos una sonrisa entre los asistentes.
Desde entonces su existencia no ha dejado de cruzarse con la mía, cambiando claro el formato del soporte, hasta llegar al ineludible electrónico de Internet, y en diferentes versiones de redacción, con notables diferencias de contenido entre ellas. Pero, eso sí, con un valor constante añadido.
El documento en cuestión mantiene el texto de redacción vinculado siempre con el mamífero y el ave y, además, viene acompañado de un detalle bibliográfico que no les he dicho hasta ahora.
En la supuesta versión original, supuesta porque no me consta que haya sido contrastada, se menciona que causó tanta impresión a los profesores franceses que el susodicho escrito “... se conserva en el Museo Pedagógico de París”.
Sin duda esta institución es una buena pista que seguir.
Puesto en ella averiguo que la redacción, al parecer, apareció por primera vez en la revista ‘La Famille Educatrice’, una publicación mensual creada a mediados del siglo pasado por la Unión Nacional de Asociaciones de Padres de la Enseñanza Privada de París (Francia).
Supuestamente era la transcripción literal de un ejercicio realizado por un alumno en una clase con una única pregunta: ‘Describa un mamífero o un ave’. De la edad del autor, del curso en el que estaba y de la puntuación que recibió nada se sabe seguro, pero sí de la reacción que causó su genial y disparatada redacción. (Continuará)



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