viernes, 5 de mayo de 2017

‘Atrapados en la red’ (y 3)

Salimos solo una vez  /  a navegar juntos por la red  /  saqué mi visa oro  /
y ella prometió que sería fiel.  /  Nunca tocaré su piel  /  nunca podré estar donde esté
cuando el amor es ciego  /  el corazón no miente a unos ojos que no ven.
Ciberpirata de amor.  /  Me has abordado a traición
Si lee entre líneas verá que la canción habla de algo que hoy en día es habitual y normal, pero que por aquel entonces era bastante minoritario.
Me refiero no ya a las nuevas formas de relacionarse virtualmente y encontrar pareja por internet, sino a delitos y timos como la suplantación de personalidad (recuerden las “SusySexy”, “LadyVanessa” o “Samantha69”) y el cibercrimen.
¿A quién no le ha llegado la carta del príncipe nigeriano que promete compartir su herencia contigo si previamente le mandas cierta cantidad de dinero, vamos el vulgo “ChemaLadrón”.
En fin, que la moderna canallesca on line es idéntica a la antañona presencial de toda la vida. Unos vividores y mercachifles que se dirigen a los mismos crédulos, ingenuos e ignaros, atacando su bolsillo y corazón.
Lo de siempre, lo que importa, dinero, amor y salud, aunque ésta última no es ahora el caso. Y de todos estos peligros económicos y sentimentales, estamos advertido por los hermanos Campillos desde hace casi un par de décadas. Lo hacen en 'Atrapados en la red'. Nacho, you're the boss.
Y lo digo en inglés porque las primeras canciones de Tam Tam go! estaban escritas y eran cantadas en inglés, no en vano por razones familiares los hermanos pasaron parte de su juventud en Londres y se vieron influidos por los sonidos anglosajones.
Un bilingüismo el del grupo poco frecuente en aquellos tiempos, como poco frecuente es el nexo entre: un invento, el e-mail; un grupo musical, Tam Tam go!; la ciudad de Sevilla, en concreto la calle Narciso Campillo; y un literato sevillano amigo de Gustavo Adolfo Bécquer.
Sevilla tuvo que ser.



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