miércoles, 28 de diciembre de 2016

Einstein en España (8): Fecha cena de Campalans [y 3]

(Continuación) Sí, es lo mejor. Vayamos con él.

Paréntesis temporal
Lo inicio con un categórico ¡no! Y ya saben a qué me refiero. A la estulticia del inexistente año cero.

Estulticia porque nadie cumple un año cero de edad y a partir de él empieza a cumplir su primer año. No. Ni a ningún niño lo matriculan sus padres en 0 de la ESO. No, tampoco.

Ni como nadie que inicia una colección de lo que sea, por decir, digamos sellos postales, cuando tiene un ejemplar lo cuenta como el número cero de su colección. No y no.

Desde el mismo momento en que nacemos, ya estamos en nuestro primer año de vida, no en nuestro año cero de vida. La idea es estulta.

Precisamente este asunto de cómo se cuenta el paso del tiempo, salió en el programa de radio de la semana pasada “Ciencia y Sevillanía”, y que dedicamos a una aproximación racional de la Natividad de Jesús.

Ya saben un tema recurrente en estas fechas. Y por supuesto dijimos que el Niño Jesús nació en el año uno de nuestra era, no en el año cero que no existe. Y no existe a pesar de lo que diga cualquier “ikerizado magufo”, montado en vaya usted a saber que “nave del misterio” cuatreña.

¡El año cero no existe! Bueno para él, me refiero al del chaleco de “coronel Tapioca”, y para los que como él son, sí. Por eso tal vez y televisivamente, nuestro auto titulado universitario “investigador paranormal”, está en el cuarto milenio.

¡Qué me dicen!, en el cuarto milenio ¡Pero cómo cuenta este hombre! Un problema sin duda de persistente y pertinaz ignorancia analfanumérica, del que también adolece cierta revista esotérica titulada como el año inexistente.

En fin, de la ciencia a la pseudociencia. Y una vez en ésta, de la beocia a la estulticia, sin solución de continuidad. Cierro paréntesis temporal y ya de la que voy cerrando también fecha.

Cerrando fecha
Lo hago retomando el año 44 de la era einsteniense del menú catalán, en honor al genio nobel alemán. Una datación que encuentro correcta por más que lo pienso, aunque tal vez tendría que pensármelo más, antes de poner negro sobre blanco tal afirmación.

A saber cómo datará el año en cuestión, nuestro magufo televisivo y preferido ¿Anno XLIII Erae Einsteinianae, quizás? O ahora que lo pienso, y por lo del cuarto milenio de la cuatreña cadena, éste también podría ser ¿Anno XLV Erae Einsteinianae?

No lo sé pero mientras me entero, continuemos con el menú de la cena.

Menú de la cena de Campalans
Que como recordarán estaba escrito en bellos caracteres góticos y a dos colores de tintas (negra y roja), y del que ahora les digo que lo está en un divertido “latín relativista”, asociado a la susodicha teoría física y a algunos de los científicos implicados en ella.

¿Cuál fue la razón del mismo?

Lo cierto es que hasta no hace mucho el misterio rodeaba a este enigmático menú. Y buena parte de su compresión ha venido de la mano en concreto de dos científicos catalanes: los físicos Emma Sallent y Antoni Roca.

Que en el 2005, once años ya, publicaron un magnífico trabajo de investigación histórica-científica sobre el menú de la cena basado, y esto es de lo más curioso, exclusivamente en el documento impreso. (Continuará)



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